Un insensato, de acuerdo con la Biblia, es una persona necia y que no quiere ser enseñada por ninguna persona, que no acepta consejo de los demás, sino que quiere andar en sus propios caminos.
La persona necia siempre cree tener la razón en todo. Se cansa de tropezar y cada vez más cae en su misma trampa. Estas personas son cegadas por el enemigo, pero si ellos quieren cambiar ya está de su parte tomar la decisión para ser libre de ese yugo.
Toda sabiduría viene del Padre, sabiduría de verdad y para bienestar de nuestras vidas, para que así podamos aprender a caminar en medio de los problemas y para poder defendernos ante las circunstancias de la vida, para defendernos de los ataques de maligno.
La sabiduría que viene desde lo alto, es para que nosotros podamos conocer más y más de nuestro Dios que nos da la sabiduría, no para que la mal utilicemos, sino que sea para de buen provecho, y podamos ayudar a otros que no la poseen a buscar del Señor y que conozcan al dador de esa sabiduría.
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.Proverbios 1:7
En el versículo anterior podemos aprender que si tememos a Dios (es decir, si le guardamos respeto y le obedecemos) entonces comenzamos a adquirir sabiduría. Otra cosa que podemos aprender es que los insensatos rechazan la sabiduría y la enseñanza. Por tanto, procuremos obedecer y guardar reverencia a nuestro Dios, y pidámosle que nos llene de sabiduría y enseñanza.
Reconozcamos que la sabiduría que viene de Dios es la que nos ayuda cada día. No debemos despreciar una sabiduría como esta.
El contraste entre el sabio y el insensato
Cuando observamos la diferencia entre una persona sabia y un insensato, encontramos un abismo notable. El sabio acepta consejo, escucha a los demás y es humilde para reconocer sus errores. Por el contrario, el insensato se encierra en su propio pensamiento, cree que siempre tiene la razón y por eso repite los mismos errores una y otra vez. La Biblia nos enseña que el sabio edifica su casa sobre la roca, mientras que el insensato la edifica sobre la arena, y cuando vienen las pruebas, su ruina es grande (Mateo 7:24-27). Este contraste nos recuerda la importancia de cimentar nuestra vida en Cristo y no en nuestra propia opinión.
La necesidad de aceptar la corrección
Un aspecto esencial para no caer en la insensatez es estar dispuestos a aceptar corrección. El libro de Proverbios está lleno de consejos prácticos que muestran cómo la corrección es parte del crecimiento. Una persona que recibe consejos y los aplica en su vida demuestra madurez y abre el camino para ser más sabia. En cambio, el que rechaza toda instrucción se expone al fracaso. Es como un caminante que ignora las señales en el camino y se dirige directo a un precipicio. Dios, en su infinita misericordia, nos envía personas, situaciones y su Palabra para advertirnos, pero depende de nosotros escuchar y obedecer.
La verdadera sabiduría viene de Dios
La sabiduría que proviene de Dios es pura, pacífica y llena de buenos frutos (Santiago 3:17). No se trata de un simple conocimiento humano, sino de un entendimiento espiritual que transforma la manera en que vivimos. Esta sabiduría nos enseña a tomar decisiones correctas, a ser pacientes en las pruebas y a confiar en el plan de Dios. Además, nos capacita para guiar a otros hacia la verdad. El insensato desprecia todo esto porque prefiere el placer inmediato y la autosuficiencia, sin darse cuenta de que está rechazando la bendición más grande que puede recibir un ser humano: caminar en obediencia al Creador.
Aplicación práctica para nuestra vida
Todos en algún momento hemos actuado de manera insensata, tomando decisiones sin consultar a Dios o ignorando consejos valiosos. Sin embargo, la buena noticia es que siempre hay oportunidad para cambiar. Si acudimos al Señor en oración y pedimos que nos llene de su sabiduría, Él está dispuesto a dárnosla abundantemente (Santiago 1:5). Esto significa que no importa cuánto hayamos fallado, Dios puede transformarnos en personas sabias si reconocemos nuestra necesidad de Él. La clave está en humillarnos delante de Su presencia, obedecer Su Palabra y dejarnos guiar por el Espíritu Santo.
Conclusión
En resumen, el insensato desprecia la sabiduría, rechaza la corrección y vive confiando en su propio entendimiento, pero el sabio teme al Señor, acepta enseñanza y crece en conocimiento. La Biblia es clara: el principio de la sabiduría es el temor de Jehová. Que podamos ser hombres y mujeres sabios, dispuestos a escuchar la voz de Dios, aplicar su Palabra y vivir en obediencia. Así, no solo evitaremos los tropiezos del insensato, sino que también viviremos bajo la bendición y dirección del Señor en cada paso que demos.