Somos cristianos, un pueblo adquirido por Dios, y detrás de eso está la responsabilidad de vivir una vida consagrada delante de Dios, una forma de vivir diferente a la que llevan las personas que no conocen a Dios y es bueno que tengamos bien claro esto, que estamos unidos a Cristo y eso nos lleva a ser diferentes.
1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;
4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
Efesios 4:1-4
En el primer versículo Pablo lleva una gran preocupación porque la iglesia ande dignamente con la vocación con la que habían sido llamados. De la misma manera, nosotros también debemos andar como es digno con la vocación que se nos ha sido llamado.
Debemos vivir con humildad, pues la Biblia nos dice que Dios mira al altivo de lejos y al humilde de cerca. También debemos tener paciencia entre nosotros, recordando que Jesús dijo que debíamos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y que de esa manera cumplíamos toda la ley.
De manera que, Pablo a través de estos versos nos invita a que vivamos unidos en esa esperanza en la que hemos sido llamados.