El justo recibe la ayuda de Dios, y sabe esperar a Dios en todas sus situaciones, conoce la estrategia a utilizar cuando llega la prueba.
El justo conoce el camino que debe tomar, este sabe que debe llevar los estatutos y andar por la senda del buen camino día tras día.
La justicia de Dios con el justo es poderosa y de llena de bondad porque Él es un Dios que hace misericordia con sus hijos, con aquellos que practican la justicia, pero el hombre de corazón engañoso no ve el camino recto de Dios, sino que piensa en el daño que hará a los demás. El camino de este fracasa porque no anda en camino de justicia.
8 Bueno y recto es Jehová; Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.
9 Encaminará a los humildes por el juicio, Y enseñará a los mansos su carrera.
Salmos 25:8-9
Dios es bueno y maravilloso, Él tiene misericordia de toda su creación divina, guía al justo en su camino y el justo entiende el propósito de Dios, pero el impío le ignora y pauta su propia senda.
El justo conoce que en los caminos de Dios está su seguridad y que solo Él puede sostenerle, y que estando en Su senda puede conocer más de Aquel que toma el control de todas las cosas, pero, ¿cuál es el camino que toma el impío? El impío piensa en iniquidades, en cometer atrocidades, en practicar las obras del mal. Estos son los pensamientos del impío.
El Señor quiere enseñarnos el buen camino, pidámosle a Dios que nunca nos deje apartar de ese camino.