¿Sabes cuál es una de las cosas más increíbles de nuestro Dios? Que Él es experto dando fuerza a aquellos que no tienen ninguna, dando victorias a personas como tú y como yo que nunca lograríamos llegar a la meta si no fuera por la poderosa mano de Dios
Puede que estemos pasando por muchas dificultades y a veces hasta nos dejemos arropar por los problemas, pensando que jamás saldremos de eso, pero lo cierto es que en esos momentos debemos creer que somos más que vencedores en Cristo Jesús, que nuestro Dios nos socorre en los momentos más difíciles y también entender que esos momentos obrarán a nuestro favor.
La Biblia dice:
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Romanos 8:28
Absolutamente todo nos obra para bien para aquellos que amamos a Dios. Sí, dice todo, la prueba, la circunstancia enorme, el problema, la enfermedad, ¡es todo!.
Lo cierto es que a través de cada proceso Dios quiere enseñarnos algo, y es a ser más y más como Él cada día. Debemos seguir creyendo en Él en cada uno de esos momentos, porque Fiel es aquel que nos ha prometido que estará con nosotros todos los días hasta el fin.
Cuando miramos las Escrituras encontramos numerosos ejemplos de hombres y mujeres que enfrentaron grandes pruebas y, aun así, experimentaron la fidelidad de Dios. Pensemos en José, quien fue vendido por sus propios hermanos, acusado injustamente y encarcelado durante años. A pesar de las lágrimas y el dolor, Dios usó todo ese proceso para llevarlo a ser gobernador de Egipto y salvar a muchos de la hambruna. Esto nos muestra que lo que hoy vemos como derrota, mañana puede ser la plataforma de nuestra mayor victoria.
De igual manera, el apóstol Pablo enfrentó cárceles, naufragios, persecuciones y necesidades, pero nunca perdió la confianza en que Dios estaba con él. En sus cartas anima a la iglesia a no desmayar, a recordar que la gracia del Señor es suficiente y que su poder se perfecciona en nuestra debilidad. Esa misma verdad sigue vigente para nosotros hoy: aunque sintamos que ya no podemos más, la fuerza del Señor se manifiesta con mayor claridad en medio de nuestras limitaciones.
Cada dificultad puede convertirse en una escuela de fe. Los problemas nos enseñan a depender del Señor, a ser más humildes y a valorar lo eterno por encima de lo pasajero. Tal vez hoy no entiendas por qué estás atravesando cierta situación, pero con el tiempo verás que Dios la usó para moldear tu carácter y acercarte más a Él. La fe no significa ausencia de pruebas, sino confianza plena en medio de ellas.
Jesús mismo nos advirtió que en el mundo tendríamos aflicciones, pero también nos aseguró que Él ha vencido al mundo. Esa es nuestra esperanza: no caminamos solos, tenemos a un Dios que pelea nuestras batallas, que fortalece nuestras manos cansadas y levanta nuestro ánimo cuando todo parece perdido. Y lo más hermoso es que nada puede separarnos de su amor.
Por eso, en lugar de ver las pruebas como un castigo, debemos entenderlas como una oportunidad para crecer. Dios utiliza cada lágrima, cada silencio, cada puerta cerrada para dirigirnos hacia un propósito mayor. No se trata de resignación, sino de confianza activa, de esperar con paciencia sabiendo que todo obra para bien a los que le aman.
Así que, si hoy te encuentras sin fuerzas, recuerda que tienes un Padre celestial que nunca falla. Él es tu sustento, tu escudo y tu roca firme. Confía en que la obra que ha comenzado en ti será perfeccionada hasta el día de Jesucristo. Aférrate a sus promesas, porque en cada una de ellas hay vida, esperanza y dirección.
Conclusión: No importa cuán difícil sea el camino que estés recorriendo, recuerda que Dios está a tu lado y nada de lo que enfrentas es en vano. Todo, absolutamente todo, contribuye a tu bien eterno. Vive con esa seguridad, levanta tu mirada al cielo y descansa en la fidelidad de Aquel que jamás te dejará ni te desamparará.