Dios siempre ha querido que la humanidad se acerque hacia Él, y justamente esa acción es la que nos debería hacer pensar en lo mucho que Dios nos ama, pues, siendo nosotros como somos, aún así Dios nos busca por su amor y misericordia, y por eso debemos acercarnos a Él.
El apóstol Pedro dijo:
4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
1 Pedro 2: 4-5
Lo primero es que debemos acercarnos a Jesús. Dios fue el primero que se acercó a nosotros y si somos verdaderos cristianos entonces al único que nos debemos acercar es a Dios. ¿Sabías que puedes pertenecer a una congregación cristiana y aún así estar lejos de la Piedra viva? Pero recordemos las palabras de Pedro: «Acercándoos a él».
Jesús es esa piedra que los edificadores desecharon, prefiriendo a este mundo, pero ciertamente escogido por Dios como Rey y Señor.
Y si Jesús es una piedra viva, entonces nosotros también hemos sido llamados a edificar, a construir, a ser como Jesús, a mostrar a este mundo quién es Jesús. De manera que, hermanos, es momento de mostrar esa luz y recordar nuestro legado de construir el Reino de Dios sobre la tierra.