El gran poder de Dios

Conocemos de las maravillas que Dios de tiempo en tiempo ha hecho, por eso sabemos que Su poder es grande y maravilloso, la Biblia misma nos muestra y habla de Su el poder y majestad que habitan en Él.

En Romanos nos encontramos al Apóstol Pablo hablando de la grandeza de Dios, este hombre habla del poderío de Dios, alabando la grandeza. Recordemos bien quién fue este hombre según las Escrituras.

Pablo habla del poder de Dios porque Él apareció en su vida y fue bendecido en gran manera porque conoció de Dios y desde ese entonces su vida cambió, hasta el nombre le fue cambiado.

19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.

20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.

Romanos 1:19-20

El poder de Dios se hace visible cada día, porque Su obra no se detiene, sino que en cada momento vemos a Dios hacer visible Su poder, por esta razón no le hemos visto, pero creemos y tenemos esta certeza de Su gran poder y gloria.

Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.

Romanos 1:21

Esto pasó con estos hombres que no reconocieron el poder de Dios, ni le glorificaron, y ni gracias le dieron, sino que su corazón se fue directo a hacer lo malo y su corazón fue entenebrecido en su totalidad.

Cuando meditamos en estas palabras, nos damos cuenta de que el Apóstol Pablo no solo hablaba desde la teoría, sino desde la experiencia. Él mismo había sido un perseguidor de los cristianos, alguien que conocía las Escrituras pero cuyo corazón estaba endurecido. Sin embargo, al tener un encuentro personal con Cristo en el camino a Damasco, comprendió que la grandeza de Dios no se mide en palabras humanas, sino en la transformación real que Él produce en quienes creen.

Cada día tenemos la oportunidad de ver reflejado el poder de Dios en la creación. Al observar los cielos, la naturaleza, el orden perfecto que sostiene el universo, no podemos negar que existe un Creador. Las cosas visibles son una muestra de lo invisible: su eterno poder y deidad. Este testimonio constante nos recuerda que nadie tiene excusa para ignorar a Dios, porque su grandeza se revela en todo lo que nos rodea.

El problema comienza cuando, a pesar de conocer a Dios, las personas deciden no darle la gloria que Él merece. Esta actitud es peligrosa porque abre las puertas al orgullo y a la vanidad. Un corazón que no agradece termina entenebrecido, incapaz de discernir lo bueno de lo malo. En cambio, cuando reconocemos la grandeza de Dios y le rendimos honor, nuestro espíritu se fortalece y vivimos en verdadera libertad.

La gratitud es una de las formas más prácticas de reconocer el poder de Dios. Cuando damos gracias por lo pequeño y lo grande, estamos afirmando que todo proviene de Él. Una persona agradecida ve milagros donde otros ven casualidades, y aprende a vivir en paz, incluso en medio de las pruebas, porque sabe que todo está en manos del Señor Todopoderoso.

Así como Pablo fue transformado, nosotros también podemos experimentar el poder de Dios si abrimos nuestro corazón. No se trata solo de conocer la Biblia, sino de permitir que la Palabra nos cambie. La verdadera fe nos lleva a reconocer que no podemos salvarnos por nosotros mismos y que necesitamos depender totalmente de Cristo. Esa dependencia nos hace humildes y nos acerca cada día más a su presencia.

La historia de la humanidad ha demostrado que cuando el hombre se aleja de Dios, cae en la oscuridad. Las civilizaciones que han decidido darle la espalda a su Creador han terminado en decadencia. Por el contrario, quienes han levantado sus naciones sobre los principios de la Palabra de Dios han encontrado prosperidad y dirección. Esto confirma que solo bajo la guía del Señor podemos permanecer firmes.

Hoy más que nunca, debemos reflexionar sobre lo que significa glorificar a Dios en nuestra vida diaria. No basta con decir que creemos en Él; debemos honrarle con nuestras acciones, pensamientos y decisiones. Vivir agradecidos, reconocer su poder en cada detalle y proclamar su grandeza es la manera de mantenernos en la luz y no permitir que nuestro corazón se endurezca como el de aquellos que rechazaron a Dios.

En conclusión, la grandeza y el poder de Dios están presentes en todo lo que vemos y en todo lo que somos. La Biblia nos recuerda que no hay excusa para no reconocerlo, porque su gloria se manifiesta desde la creación. Sigamos el ejemplo de Pablo, quien al tener un encuentro con Cristo entendió que el verdadero poder está en rendirse a Dios y vivir agradecidos por su inmenso amor. Solo así podremos caminar con fe, con esperanza y con la certeza de que Él gobierna sobre todas las cosas.

Padeciendo por Cristo
Jesús bendice a los niños