Los versos del 6 al 20 son ayes o pronunciación de juicio contra los injustos. También es una respuesta clara de Dios para Habacuc, para que sepa que Babilonia solo sería una empleada por un tiempo, que no siempre dominaría al pueblo de Judá, y que ellos también en algún momento recibirían el pago de su injusticia.
Por cuanto tú has despojado a muchas naciones, todos los otros pueblos te despojarán, a causa de la sangre de los hombres, y de los robos de la tierra, de las ciudades y de todos los que habitan en ellas.
Habacuc 2:8
Ya habíamos escrito que Babilonia era una nación muy avara, puesto que iban por lo ancho tratando de dominar todas las naciones a su alrededor, despojándolos, haciéndoles pagar tributo. Pero en este verso ocho comienza el juicio pronunciado contra esta nación que se creía dueña de todo el mundo, pues, dice que así como ella ha despojado a otros pueblos, de la misma manera le despojarían.
En estos versos Dios pronuncia sus juicios y las lamentaciones que debería sentir la nación de Babilonia por toda su maldad y por el juicio que les venía de parte de Dios. También hay ayes que se pronuncian aquí a los cuales prestaremos atención, porque estos son característicos de una nación orgullosa o de un hombre orgulloso, así que veamos el primer «ay».
1 – Ay de los codiciosos
9 ¡Ay del que codicia injusta ganancia para su casa, para poner en alto su nido, para escaparse del poder del mal!
10 Tomaste consejo vergonzoso para tu casa, asolaste muchos pueblos, y has pecado contra tu vida.
11 Porque la piedra clamará desde el muro, y la tabla del enmaderado le responderá.
Habacuc 2:9-11
La codicia es un deseo excesivo por tratar de conseguir algo, mayormente asociado con las riquezas, y esta es una de las principales características de alguien que es codicioso, y sin duda alguna era la cualidad principal de una nación como los caldeos, que querían dominar todo lo que estuviese a su alrededor, ellos no se conformaban, sino que querían más y más, en definitiva, como explicábamos, ellos no se saciaban.
La Biblia nos habla mucho sobre la codicia, y Jesús vio importante el pronunciarse contra la misma:
Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
Lucas 12:15
De manera que, es bueno entender que un hijo de Dios no puede poseer esta cualidad. La Biblia también declara:
Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
1 Timoteo 6:10
¿Qué nación no posee avaricia el día de hoy? o ¿qué hombre no posee avaricia? La avaricia es un mal que si la dejas entrar te puede destruir. Incluso, aunque hoy no tengamos a la Babilonia avariciosa, esta cualidad ha intentado entrar hasta nuestras congregaciones, ha tomado lugar en la vida de predicadores, pastores, y como dice Pablo, por esa codicia del amor al dinero algunos hasta se extraviaron de la fe.
Y para que nos sirva que tanto Dios aborrece la avaricia, la Biblia nos dice que ningún avaro heredará el reino de los cielos (1 Corintios 6:10).
Regresando a Babilonia, al ella ser una nación codiciosa, había pecado directamente contra su vida, porque su codicia le había llevado a destruir otros pueblos para lograr las riquezas que tanto anhelaba. Entonces, Habacuc ve sus grandes edificaciones clamando contra babilonia el día terrible del Señor, en el que ha de juzgar a la Babilonia corrupta.
Sigue de cerca esta sección del libro de Habacuc, ya que le daremos seguimiento a sus tres capítulos, profundizando sobre sus profecías y al final esperar que estas palabras de una manera u otra también puedan hacer eco en nuestras vidas.