En la Biblia nos encontramos con un pasaje muy impresionante que nos lleva a reflexionar mucho en cuanto a la vida que llevamos en el camino de la fe que es Cristo.
Siempre tendremos fallas en cuanto a nuestra fe, si no mantenemos la oración constante podremos menguar en nuestra fe. Por eso debemos estar siempre atentos a que nuestra fe se mantenga aunque sea del tamaño de un granito de mostaza.
La Biblia nos habla claramente de un momento que pasó Jesús con sus discípulos y en especial con uno de ellos cuando se encontraban en medio de la tempestad.
Veamos qué nos dice este versículo:
28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.
33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
Mateo 14:28-33
En este pasaje bíblico podemos ver lo que había pasado con Jesús en medio de la tempestad, es algo tremendo. Jesús caminaba sobre el mar, pero aparte había una gran tempestad a la cual los discípulos le tenían mucho miedo.
Pero hubo otro que se atrevió a desafiar la tempestad, Pedro. Él comenzó a caminar sobre el mar, pero en un momento la duda le visitó y empezó a hundirse. Jesús le extendió su mano y lo salvó.
En medio de la tempestad que estemos pasando, sin importar el momento, es bueno que nos preocupemos por nuestra fe, que esté firme y nosotros confiados en el Señor, de esta forma podremos vencer nuestras dudas y temores.