Te levantas temprano en la mañana, vas a comenzar tu día, sin embargo, no sabes cómo será tu día. Vas a la cama en la noche, pero, no sabes si vas a despertar, pues, la vida es un soplo, la vida es corta y pasa rápido como el viento. Todo puede cambiar en décimas de segundos y debemos saber esto, y el saber esto es sabiduría.
La vida es frágil y cambia para todos de un momento a otro, a través de una noticia, una llamada, una visita al médico, los soldados que van a la guerra, aquellos que van conduciendo, aquellos que van en un vuelo de avión; hay miles de formas en las que nuestras vidas pueden cambiar y no podemos escapar de eso.
La Biblia dice: «No hay hombre que tenga potestad para refrenar el viento con el viento, ni potestad sobre el día de la muerte; y no se da licencia en tiempo de guerra, ni la impiedad salvará a los que la practican (Eclesiastés 8:8)». Alguien en una ocasión dijo: «Hemos sido plantados en un huerto y no tenemos elección». Esto es correcto, no tenemos control sobre la muerte, no tenemos elección de cuándo vamos a morir o no, simplemente esto no es algo que se pueda frenar.
Al final del día, lágrimas son derramadas en el mundo entero, porque todos perdemos a un ser querido todos los días. Todos los días hay luto y es porque este es el curso de la vida, ¡la muerte está ahí!.
No importa quién eres; rico, pobre, famoso, si nadie te conoce, simplemente no importa, a todos la muerte nos persigue. Es por ello que todos debemos saber que daremos cuenta al omnipotente Dios un día y nuestras vidas finitas y frágiles necesitan del Creador del universo.
Hoy oramos para que Dios traiga consolación a todo aquel que ha perdido a un ser querido, ya sea en la guerra, de una enfermedad, por un suicidio, o de cualquier otra forma. Hoy nos unimos al luto de miles de familias que han perdido a alguien. Hoy también nos unimos a esas 9 personas que murieron el 27 de enero del 2o20 en una accidente lamentable, especialmente Kobe Bryant y su pequeña hija de 13 años.