Vivimos tiempos difíciles en los cuales al creyente se le hace difícil estar firme. A pesar de esto, mantenemos firmes nuestra fe porque Dios nos sostiene en sus manos.
Cada día somos testigos de que las pruebas aumentan, de que los retos se vuelven más intensos y de que el mundo se encuentra en un constante estado de incertidumbre. Sin embargo, para el creyente, estas dificultades no son motivo de derrota, sino una oportunidad para confiar plenamente en el Señor. La vida cristiana nunca fue presentada en la Biblia como un camino fácil, sino como una carrera que requiere esfuerzo, disciplina y sobre todo, confianza en Dios. Esa confianza es la que nos mantiene firmes aún en medio de las circunstancias más adversas.
Los procesos que vienen a nuestras vidas, son para que aprendamos cada día a estar agarrados de la roca fuerte, y para que aumente nuestra fe. Dios permite que pasemos por pruebas, no para destruirnos, sino para fortalecernos, moldearnos y enseñarnos a depender de Él. Así como un árbol crece más fuerte cuando enfrenta los vientos, de la misma manera el cristiano se afirma en su fe cuando se aferra al Señor en medio de las tempestades.
Hay una canción que dice «aunque se levante el mar y los vientos soplen, yo me cobijaré contigo por encima de la tormenta». Esta letra refleja una gran verdad espiritual: no importa cuán fuerte sea la tormenta, si nos refugiamos en Dios, hallaremos paz y fortaleza. Él nunca nos deja solos en medio de los momentos difíciles, sino que está a nuestro lado para levantarnos y mostrarnos su poder.
pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
1 Corintios 10:13b
Este pasaje nos recuerda que Dios es fiel y nunca permitirá que enfrentemos una carga que sea imposible de sobrellevar. Siempre habrá una salida, siempre habrá una manera en la que Dios muestre su mano poderosa a favor de sus hijos. La tentación y la prueba pueden ser grandes, pero el poder de Dios siempre será mayor.
En Su Nombre podrás derribar todo argumento del enemigo, todo obstáculo que se presente para querer derrumbar lo que Dios ha puesto en ti. Cuando el enemigo intente sembrar dudas, temores o pensamientos de derrota, el creyente puede levantar la voz y proclamar las promesas de Dios, porque en Cristo ya tenemos la victoria asegurada.
Creamos a un Dios que todo lo puede, que para Él nada es imposible. Su poder no tiene límites, su amor es eterno y su gracia es suficiente para sostenernos en todo momento. Confiar en Él es saber que aun cuando no entendemos lo que ocurre, su plan es perfecto y su voluntad siempre es buena.
Torre fuerte es el nombre de Jehová; A él correrá el justo, y será levantado.
Proverbios 18:10
Él es nuestra torre fuerte, solo Dios nos puede sostener. Las tempestades tienden a levantarse por sorpresa, pero tenemos uno que ya está al frente para librarnos de ellas: Dios fuerte y valiente, que nunca ha perdido una batalla. El creyente que corre a Dios encuentra refugio seguro, protección en medio del peligro y paz en medio de la tormenta.
Los mares, los cielos, las estrellas, el universo, y todo lo que existe fue creado por Él, a Él obedecen. Esto nos da confianza de que nada se escapa de su control, y que así como gobierna sobre la creación, también gobierna sobre nuestra vida. Él es soberano y digno de confianza.
Por eso el justo es socorrido por el Dios Todopoderoso, porque si a Él vamos, Él nos levantará, nos dará nuevas fuerzas para que cuando vengan estas tormentas estemos fuertes en el nombre del Señor. No se trata de evitar las dificultades, sino de enfrentarlas con la seguridad de que Dios está con nosotros.
Pero yo cantaré de tu poder,
Y alabaré de mañana tu misericordia;
Porque has sido mi amparo Y refugio en el día de mi angustia.
Salmos 59:16
Pero también podemos cantar al Señor, alabar su nombre para siempre por sus milagros, por sus maravillas, por sus grandes hechos. La alabanza es un arma poderosa que nos recuerda quién es Dios y lo que ha hecho por nosotros. A Él siempre alabaré, porque oh Dios Tú me sostienes todo el tiempo, me guardas, en mis procesos estás Tú ayudándome a levantarme.
Recordemos que aunque el mar se levante, Dios estará con nosotros, que aunque los vientos soplen, Dios será nuestro refugio, porque Él conoce todas estas cosas, pues fueron creadas por Él y para Él. No hay circunstancia que escape a su poder, y el cristiano puede descansar en la seguridad de que su vida está en manos del Dios eterno.
Conclusión
En conclusión, la vida cristiana no está exenta de pruebas ni dificultades, pero contamos con un Dios todopoderoso que nos sostiene y nos guarda. Él es nuestra torre fuerte, nuestro refugio seguro y nuestro socorro en medio de la angustia. Que cada día podamos recordar que no importa cuán fuerte sea la tormenta, el Señor siempre estará a nuestro lado para darnos fuerzas, sostenernos y llevarnos a la victoria. Confiemos en Él, alabemos su nombre y permanezcamos firmes en la fe, porque en Cristo somos más que vencedores.