Todo cristiano debe preocuparse por vivir una vida en santidad, apartado del pecado y de la corrupción de este mundo ya que la Biblia nos lo manda una y otra vez. La Biblia nos dice que debemos ser imitadores de Dios, y Dios es sumamente Santo, por lo cual, debemos luchar por ser imitadores de ello y vivir una vida que se conduce cada día hacia la santidad.
El apóstol Pedro escribió:
16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;
18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
1 Pedro 1:16-19
Vivir en santidad no es una opción para el cristiano, es un deber que está ligado a nuestro diario vivir y debemos pedirle sabiduría y fuerzas a Dios para ello, y una de las grandes formas de conducirnos en santidad en el día a día es algo que el mismo Jesús dijo: «Orad sin cesar para que no caigáis en tentación». Con nuestras propias fuerzas no podemos hacer nada, pero es muy distinto cuando entregamos todo lo que somos al Señor, cuando entendemos que no somos fuertes, sino que somos hombres y mujeres débiles en manos de un Dios poderoso.
Otra cosa muy importante que debemos recordar es de dónde venimos, ya que nuestra anterior manera de vivir era completamente vana, sin Dios, amábamos el pecado, éramos esclavos de nuestros propios deseos, sin embargo, hemos sido rescatados de esa vida y ahora formamos una vida nueva junto a Cristo Jesús, gracias al gran sacrificio que hizo en la cruz.
Entonces, si hemos sido rescatados de la vida anterior, esto significa que ya no podemos vivir como antes, ya no debemos ser como antes, ahora somos nueva criatura y ya no vivimos para nosotros mismos sino para Dios. Por lo cual queridos hermanos, vivamos una vida en santidad así como nuestro Fiel Señor es Santo.