Separados de Jesús nada podemos hacer

Jesús se atribuyó ciertas palabras en las Escrituras, tales como: «Soy la vid verdadera» «soy la luz» «soy el pan», etc. Y es que Jesús es todo y no existe nadie ni nada como Él. En Jesús están todas nuestras esperanzas Él es el motor de nuestras vidas. Sin Jesús nada podemos hacer, puesto que si respiramos, hablamos, trabajamos, tomamos un vaso de agua, todo lo que hacemos, lo debemos a su misericordia y grande amor y debemos sentirnos regocijados en este día por ello.

La Biblia dice:

4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid,  yasí tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

Juan 15: 4-5

Jesús nos dice: «Permaneced en mí». Y debemos prestar suma atención a estas palabras, ya que Jesús no nos está pidiendo un favor, Él nos está dando la orden de que debemos permanecer en Él y también nos dice que Él permanece en nosotros. Permanecer en Jesús es la muestra de que estamos llevando suficiente fruto y un claro ejemplo de que somos verdaderos creyentes.

Lo segundo es que no podemos llevar frutos por nosotros mismos, no podemos pretender vivir un cristianismo antropocéntrico, debemos vivir un cristianismo dictado por la Palabra de Dios, guiados por Dios, entendiendo plenamente que solo Dios puede mostrarnos el verdadero camino y que no podemos caminar sin Él.

Hermanos, hemos sido llamados a llevar mucho fruto, trabajar arduamente para el Señor, caminar, vivir, respirar para Dios. Nuestras vidas diminutas se esconden en Dios y debemos siempre comprender eso, que Él es la vid y nosotros los pámpanos, y fuera de Cristo nada podemos hacer.

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Dichoso aquel que confía en Dios
Escucha mi oración, Señor
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