Sin duda alguna el Señor es quien nos ayuda a que permanezcamos en pie ante todas las adversidades que se presentan día a día en nuestros caminos, la oración es el medio que utilizamos para hablar con Dios.
La vida cristiana no está exenta de pruebas ni de momentos de debilidad, sin embargo, el Señor nos ha dejado un recurso poderoso: la oración. A través de ella podemos presentar nuestras cargas, nuestras angustias y nuestras peticiones delante de Dios. Orar no es simplemente repetir palabras, sino un acto de fe que nos conecta con el Creador y nos recuerda que no estamos solos. Cada vez que doblamos nuestras rodillas, afirmamos que dependemos del Señor y que solo en Él encontramos el verdadero refugio.
Dios es un Dios justo, que ama la justicia y ama al justo, esta es la razón por la cual Dios tiene misericordia que a pesar de que fallemos ante Él, nos perdona y su bondad está con nosotros.
Los ojos de Jehová están sobre los justos,
Y atentos sus oídos al clamor de ellos.Salmos 34:15
Qué gran consuelo es saber que los ojos de Dios están sobre nosotros. Aunque a veces pensemos que nuestras oraciones se pierden en el vacío, la Escritura nos asegura que Él está atento. El Señor no es indiferente a nuestro sufrimiento ni a nuestras lágrimas, por el contrario, Él nos escucha en todo momento. La justicia de Dios no solo se refleja en sus juicios, sino también en su compasión hacia los que le buscan con un corazón sincero.
Hay momentos en los que vemos a personas pasando por una o varias dificultades, pero estas dificultades por las que pasamos traen consigo dudas, y estas dudas comienzan a correr por todo nuestro interior, y comenzamos a preguntarnos, «¿por qué estoy orando, si cuando oro Dios no me escucha?»
Es natural que en la aflicción surjan preguntas y pensamientos de incertidumbre. No somos los primeros en experimentar ese sentimiento; incluso los grandes hombres de Dios, como David, Job o Jeremías, tuvieron momentos de angustia en los que se preguntaron si Dios los había olvidado. Sin embargo, la Palabra de Dios nos recuerda una y otra vez que Él jamás abandona a sus hijos. Lo que para nosotros parece silencio, en realidad es el tiempo de Dios obrando en nuestro favor.
Pero no es que Dios no nos escuche, sino que el Señor responde cuando Él sabe que es necesario y no cuando nosotros queramos. Debemos entender que los ojos de Dios están sobre nosotros, Él mira las aflicciones del justo, el Señor no le deja morir porque Él llega a tiempo.
Claman los justos, y Jehová oye,
Y los libra de todas sus angustias.Salmos 34:17
El Dios Todopoderoso siempre está con sus oídos atentos a la oración del justo, no pensemos que Él no nos escucha, porque no es así como nosotros pensamos. La respuesta de Dios puede ser inmediata, puede tardar o incluso ser diferente a lo que pedimos, pero siempre será perfecta y oportuna. La fe se fortalece cuando aprendemos a esperar en su voluntad y a confiar en que su plan es mejor que el nuestro.
Si Dios no escucha nuestro clamor, ¿entonces por quién estamos siendo nosotros librados? ¿Acaso no es por Dios? Porque por Él estamos aquí, Él es quien nos libra del lazo del cazador, como dice el salmista David, quien fue librado en varias ocasiones de las manos del maligno por el Señor. Ora y no desesperes, porque Él escucha tu oración.
A lo largo de la historia bíblica vemos cómo Dios respondió al clamor de su pueblo en múltiples ocasiones. Desde Israel en el desierto, hasta los apóstoles en la iglesia primitiva, el Señor se mostró fiel para salvar, fortalecer y consolar. Esa misma fidelidad permanece hasta hoy; Dios no cambia, sigue escuchando y sigue obrando. Cada prueba que enfrentamos se convierte en una oportunidad para experimentar la mano poderosa del Señor.
Conclusión: La oración no es un ritual vacío, es la llave que abre las puertas del cielo y nos permite estar en comunión con Dios. Aunque sintamos silencio, no significa ausencia, pues Él está obrando a nuestro favor. Su Palabra nos asegura que los justos claman y Jehová los oye, y esa promesa es suficiente para seguir confiando. Por eso, no te canses de orar, porque el Dios que guarda a los suyos nunca duerme, y en el momento preciso enviará la respuesta que necesitas.