Todos sabemos que todo aquel que no guarda las palabras del Señor no le ama a Él, si tú amas al Señor pues, sus palabras permanecen en ti, y cuando sus palabras permanecen en nosotros no podemos hacer lo malo.
Cuando el amor de Cristo no está en nosotros, el enemigo utiliza el vacío que está en nuestros corazones para que hagamos todo lo que no es del agrado de Dios, y esto provoca en la vida del ser humano un descontrol total.
Respondió Jesús y le dijo:
El que me ama, mi palabra guardará;
y mi Padre le amará, y vendremos a él,
y haremos morada con él.
Juan 14:23
Aquí podemos ver como el Señor en su caminata por todas las provincias enseñaba diciendo: que todas las personas que no guardaban sus palabras el Padre no les guardaría a ellos, pero a todo aquel que guarda sus palabras, el Señor le guardará en los días malos y recibirán lo que el Padre les ha prometido.
Es importante que cada día seamos sabios y caminemos bajo sus palabras, porque cuando caminamos bajo sus estatutos somos librados y a la vez recibimos sabiduría para entender todo lo que Dios nos quiere mostrar.
El que no me ama, no guarda mis palabras;
y la palabra que habéis oído no es mía,
sino del Padre que me envió.
Juan 14:24
Jesús les enseñaba a las personas que las palabras que él hablaba a cada uno de ellos eran provenientes desde el padre que está en los cielos, enviada por Dios a su hijo Jesús para que su hijo las manifieste a todas las personas que seguían sus palabras que son fieles y verdaderas.
Os he dicho estas cosas estando con vosotros.
Juan 14:25
A sí que, creamos en las palabras del Señor que son fieles y verdaderas y porque provienen del Dios Todopoderoso, andemos bajo la cobertura del Señor, sabiendo que un día sus promesas se cumplirán en nuestras vidas. Amemos sus palabras y guardémoslas cada día en nuestros corazones.