Encomienda tus proyectos al Señor

Todo lo que tenemos y todo lo que soñamos debe estar puesto en las manos del Señor. Él sabe lo que es bueno para nosotros y conoce lo que realmente nos conviene. Aunque muchas veces pensamos que sabemos cuál es el mejor camino, la verdad es que solo Dios tiene una visión completa de nuestra vida. Por eso debemos presentar todos nuestros proyectos al Señor, desde los más pequeños hasta los más grandes. Él es el dueño de nuestro futuro y el único que puede afirmarnos en todo lo que hagamos.

Encomienda a Jehová tus obras,

Y tus pensamientos serán afirmados.

Proverbios 16:3

El hombre muchas veces no ha entendido que los proyectos puestos en las manos del Señor no fracasarán. No significa que nunca tendremos obstáculos o dificultades, sino que, al final, lo que está bajo la voluntad de Dios prosperará. Cuando tomamos actitudes arrogantes y decimos: «Yo no necesito poner mis proyectos en las manos de nadie porque yo puedo manejar mis propios negocios», nos equivocamos. Esa autosuficiencia es una muestra de altivez, y la Palabra nos dice claramente que Dios resiste al soberbio, pero da gracia al humilde. Dios mira de lejos al altivo, pero al humilde lo mira de cerca, lo cuida y lo respalda.

Cuando no ponemos todo lo que vamos a hacer delante de Dios, corremos el riesgo de fracasar. No porque Él desee nuestro fracaso, sino porque elegimos depender de nuestra limitada sabiduría. Confiar en nuestras propias fuerzas nos lleva a la frustración, pero confiar en Dios abre puertas que jamás podríamos imaginar. Por esta razón es vital poner todo en las manos del Señor, desde un proyecto personal hasta una decisión de familia o de trabajo. En todo debemos reconocerlo, y Él enderezará nuestros caminos.

Dios conoce nuestras mentes y nuestros corazones. Él ve desde los cielos cuando hacemos buenas obras y también cuando practicamos lo que no le agrada. No nos olvidemos que Dios está atento a todo lo que hacemos, incluso a los más mínimos detalles. Nada escapa a su mirada. Aun cuando pensamos que nadie nos ve, Dios conoce nuestras intenciones más profundas y sabe si realmente confiamos en Él o si simplemente buscamos nuestro propio interés.

El dinero mal habido pronto se acaba;

quien ahorra, poco a poco se enriquece.

Proverbios 13:11

Este proverbio nos recuerda otra verdad poderosa: los bienes adquiridos de manera injusta no permanecen. Muchas personas buscan atajos para enriquecerse rápidamente, pero terminan perdiendo todo lo que han acumulado, porque lo que no está bajo la bendición de Dios se desvanece como agua entre las manos. En cambio, el que confía en el Señor y actúa con sabiduría, aunque comience poco a poco, verá prosperidad con el tiempo. La bendición de Dios añade paz, y lo que viene de Él no se pierde.

Por lo tanto, debemos apartarnos de las malas obras y caminar por sendas rectas. El dinero o los bienes mal habidos traen consecuencias dolorosas, pero cuando seguimos el camino de la integridad, Dios honra nuestro esfuerzo y multiplica nuestro trabajo. La verdadera riqueza no está en acumular más cosas, sino en vivir bajo la bendición del Señor y saber que lo que tenemos proviene de Él.

Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo,

Y aun al impío para el día malo.

Proverbios 16:4

Este versículo nos recuerda que Dios es soberano y que todo lo que existe está bajo su control. Nada escapa a su plan. Por eso debemos hacer las cosas bien y confiar nuestros proyectos al Señor. Solo en sus manos estarán seguros nuestros sueños, nuestras metas y nuestros bienes. Cuando aprendemos a descansar en Dios, dejamos de preocuparnos tanto por lo incierto del mañana y comenzamos a vivir confiados en que el Señor nos guía y nos sostiene.

En conclusión, presentar nuestros proyectos a Dios es el mayor acto de sabiduría. No se trata de dejar de trabajar o de esforzarnos, sino de reconocer que necesitamos su dirección en cada paso. Sigamos los caminos rectos del Señor, confiemos en su soberanía y pongamos todo en sus manos. Él afirmará nuestros pensamientos, guiará nuestros pasos y hará que nuestros proyectos prosperen para su gloria.

Pedir sin dudar
Bienaventurados todos los que confían en Él