Somos llamados por Dios para que podamos alcanzar la estatura del varón perfecto, y ¿cómo podemos obtener esta perfección?, una forma es dejando el mundo y sus deseos, dejando de practicar el pecado.
Recordemos que después que Jesús venga a buscar a su pueblo y seamos arrebatados, nuestros cuerpos serán glorificados y alcanzaremos la estatura del varón perfecto, así como lo dice su Palabra.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre,
para que seamos llamados hijos de Dios;
por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
1 Juan 3:1
Unas de las cosas que conocemos es que todo aquel que no ha conocido al Padre, tampoco nos conoce a nosotros, y como dice el apóstol Juan: Que todo aquel que no conoce el amor de Dios, no ha conocido a Dios porque Dios es amor.
Todo aquel que es hijo de Dios porta el amor de Él, porque Él es amor, mas aquellos que todavía no le conocen, el amor de Dios no está en ellos, pero si el amor de Dios entra en sus vidas también le conocerán a Él y a sus hijos.
Amados, ahora somos hijos de Dios,
y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser;
pero sabemos que cuando él se manifieste,
seremos semejantes a él,
porque le veremos tal como él es.
1 Juan 3:2
Todo aquel que ha conocido a Dios espera de Él lo prometido, porque su manifestación será pronto y cuando eso pase todo aquel que ha hecho su voluntad y está haciendo su voluntad, estos recibirán la promesa del Señor, sus cuerpos serán purificados y serán perfectos, así como Dios ha prometido a cada uno, y le veremos tal como es.
Y todo aquel que tiene esta esperanza en él,
se purifica a sí mismo, así como él es puro.
1 Juan 3:3
Es bueno que, así como Él nos ha dado de su amor, también estas buenas obras las manifestemos con los demás que no conocen el amor de nuestro Señor Jesucristo, porque todo aquel que tiene esperanza se purifica a sí mismo y será puro como lo es Él.