Buscad al Señor y su poder

Cuando buscamos del Señor nuestras vidas estarán más seguras porque Dios está con nosotros. Hay momentos en los cuales nos sentimos abatidos y pensamos que no podemos más, pero es en esos momentos cuando Dios nos fortalece y nos ayuda a seguir hacia adelante. La búsqueda de Dios no es una práctica opcional, sino una necesidad vital para todo creyente que desea permanecer firme en medio de las pruebas. Él es nuestro refugio, nuestro escudo y nuestra fortaleza en medio de las tormentas de la vida.

Gloriaos en su santo nombre;
Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová.

Salmos 105:3

La Biblia nos enseña que aquellos que buscan a Jehová tienen un motivo de gozo. El corazón se alegra no por las circunstancias externas, sino por la seguridad de que Dios está presente. Aunque nos encontremos en dificultad debemos seguir adelante porque nuestro Dios, no importa lo que venga ni los obstáculos que se pongan delante de nosotros, nos ayudará a derribar barreras y abrir caminos donde parece que no los hay. Esta es la confianza que tenemos: que no estamos solos, sino que el Señor camina a nuestro lado.

Buscad a Jehová y su poder;
Buscad siempre su rostro.

Salmos 105:4

Buscar a Dios implica una búsqueda constante, diaria, y no algo esporádico. El salmista nos recuerda que debemos buscar no solo la bendición de Dios, sino su rostro, es decir, su presencia misma. Esto significa desear una relación íntima con Él, anhelar su comunión y depender de su poder para vencer las luchas de cada día. Es claro que cuando buscamos a Dios las cosas serán diferentes en nosotros. El Señor cambia nuestra perspectiva, transforma nuestra manera de ver la vida y nos da la fortaleza para resistir en tiempos de angustia.

El Señor no nos rechazará, porque no desprecia un corazón contrito y humillado. Él siempre está dispuesto a recibir a quienes lo buscan con sinceridad. Debemos dar gracias a Dios en todo, incluso cuando enfrentamos pruebas. Recordemos la historia de Job: era el hombre más rico de su tiempo, poseía grandes bienes y una familia numerosa. Sin embargo, en un solo día perdió todo lo que tenía. Más tarde, fue azotado por una enfermedad dolorosa que lo llevó al límite de su resistencia. Aun así, Job no maldijo a Dios, sino que lo glorificó diciendo: “Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito”.

Después de haber pasado esta prueba, en la que satanás intentó hacerlo renegar de su fe, Job se mantuvo firme. Aunque cuestionó y lloró en su dolor, nunca negó a Dios. Como resultado de su fidelidad, el Señor lo bendijo doblemente en comparación con lo que había perdido. Esta historia nos recuerda que, aunque el sufrimiento es real, también lo es la fidelidad de Dios, y que al final Él recompensa a los que le buscan y le son fieles en todo momento.

Acordaos de las maravillas que él ha hecho,
De sus prodigios y de los juicios de su boca,

Salmos 105:5

Debemos recordar siempre las maravillas que Dios ha hecho. Así como libró al pueblo de Israel de sus adversarios, así también ha obrado en nuestras vidas en innumerables ocasiones. Cuando miramos hacia atrás, podemos ver cómo nos libró de peligros, cómo nos sostuvo en momentos de debilidad y cómo proveyó en medio de la necesidad. Recordar sus obras pasadas fortalece nuestra fe en el presente y nos llena de esperanza para el futuro.

En conclusión, buscar al Señor es la clave para vivir una vida segura y en paz, aun en medio de las tormentas. Cuando lo buscamos, hallamos gozo, fuerza, protección y dirección. Recordemos sus maravillas, aprendamos de ejemplos como el de Job y nunca olvidemos que Dios honra a los que le buscan con sinceridad. Que nuestra vida sea un reflejo constante de esta búsqueda, de manera que podamos vivir confiados en que el Señor está con nosotros en cada paso que damos.

Jehová se compadece de los que le temen
Sus palabras no pasarán