¿Qué significa la palabra irresistible? Sencillo: «Es algo que resulta imposible de rechazar o evitar». Todos rechazamos o evitamos cosas en nuestras vidas, y muchas de ellas se han escapado de nuestras manos, sin embargo, entre todo esto que se han presentado en nuestras vidas hay algo que no hemos podido evitar, rechazar o hacernos los sordos e insensibles: «La gracia de Dios, la cual es irresistible».
Uno de los mejores ejemplos que la Biblia nos narra sobre esta gracia irresistible es la conversión de nuestro amado apóstol Pablo. ¿Quién era Pablo? La Biblia nos dice que antes de ser cristiano fue fariseo y el mayor perseguidor de la iglesia de Cristo Pero él tuvo un encuentro con Jesucristo y no pudo resistir la gracia que se encontraba frente a él.
El capítulo 9 del libro de Hechos comienza narrando los sufrimientos que estaba atravesando la iglesia de Cristo en aquel entonces y como Saulo, luego llamado Pablo, se preparaba para seguir apresando más cristianos, luego nos habla del eje de este mensaje y dice:
Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.
Hechos 9:3-6
Dios es admirable interrumpiendo planes de seres humanos. Los planes de Pablo no eran buenos, así como nosotros muchas veces no tenemos planes buenos y Dios viene e interrumpe nuestros planes. Nótese en estos versículos que cuando Jesús se le aparece a Pablo, este no pone ningún tipo de excusas o negación, sino que dice: «Señor, ¿qué quieres que yo haga?». La gracia de Dios es irresistible y nosotros hemos probado eso. ¿Acaso somos cristianos por qué así lo decidimos? ¡No! Nosotros somos cristianos porque la gracia de Dios llegó a nuestra vidas en cierto momento y no la podemos negar.
Esto no se trata de que seamos los peores seres humanos, el peor ladrón o esto o aquello. Se trata de que Dios escoge a quién Él quiere y nadie se puede negar ante su inmensa voluntad.
Seamos obedientes a Dios y vivamos para su gloria, pues nos ha sido concedida la gracia más grande de toda la existencia: «El amor de Dios».