El amor en la Biblia: ¿Qué dice la Biblia sobre el amor?

El amor es un tema amplio, ya que existen diferentes tipos de amor. Para introducir este tema, veamos algunas definiciones del diccionaro de la Real Academa sobre la palabra «amor». Luego veremos el significado de Amor a través del antiguo y el nuevo testamento.

Las dos primeras definiciones que encontramos en el diccionario nos hablan sobre el amor de pareja:

Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.

Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.

También existe el amor en el sentido de entregarnos a alguien o algo:

Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.

Esmero con que se trabaja una obra deleitándose en ella.

Existe un tipo de amor que es en la forma en que tratas las cosas:

Blandura, suavidad. Cuidar el jardín con amor.

El amor en el Antiguo Testamento

La palabra en hebreo aheb, es usada más comúnmente en el Antiguo Testamento, tiene un rango similar de significados. Dios escogió a Israel como su pueblo especial porque lo amaba:

Y por cuanto él amó a tus padres, escogió a su descendencia después de ellos, y te sacó de Egipto con su presencia y con su gran poder,

Deuteronomio 4:37

Solamente de tus padres se agradó Jehová para amarlos, y escogió su descendencia después de ellos, a vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día.

Deuteronomio 10:15

La palabra «amor» aparece 227 veces en la Reina Valera 1960 y aparece por primera vez en Génesis 18:24 cuando Abraham estaba intercediendo por Sodoma y Gomorra:

Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él?

Dios hablándole al pueblo de Israel a través del profeta Isaías:

Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.

Isaías 43:4

El pueblo recibió el mandamiento de amar a Dios a cambio:

4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.

5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.

Deuteronomio 6:4-5

Ese amor debía mostrarse sirviendo a Dios y obedeciendo Sus mandamientos:

12 Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma;

13 que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?

Deuteronomio 10:12-13

Solamente que con diligencia cuidéis de cumplir el mandamiento y la ley que Moisés siervo de Jehová os ordenó: que améis a Jehová vuestro Dios, y andéis en todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, y le sigáis a él, y le sirváis de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma.

Josué 22:5

A los Israelitas también se les encomendó tener sincera buena voluntad los unos con los otros:

No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.

Levítico 19:18

Lectura adicional: Genesis 24:67, 29:18-20, Deuteronomio 7:9, 1 Samuel 18:20, 2 Samuel 13:1, Salmo 31:23, Daniel 9:4

El amor en el Nuevo Testamento

Varias palabras griegas diferentes fueron traducidas como «amor» en el Nuevo Testamento, y tienen significados más específicos que la palabra «amor» que usamos en nuestro idioma.

1 – El verbo agapao y el nombre agape. Se refieren al «amor cristiano» en la Biblia. Significa afecto, benevolencia, buena voluntad, alta estema y preocupación por el bienestar de la persona amada. Es un amor deliberado y decidido más que un amor emocional o impulsivo. Casi todas las referencias en el Nuevo Testamento al amor es agapao o agape en el idioma griego original.

2 – El verbo Phileo significa amar de una manera impulsiva y emocional. Se usa raramente en la Biblia

Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas (agapao) más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo (phileo). El le dijo: Apacienta mis corderos.

Juan 21:15

Philadelphia es una palabra relacionada que significa el amor entre hermanos o hermanas (ejemplo, Romanos 12:10). A menudo es traducida como «amor fraternal.»

Todas las referencias siguientes de amor, se refieren al amor agape, excepto en aquellas que especifiquemos.

El amor de Dios por la humanidad

El amor es uno de los atributos de Dios y una parte esencial de Su naturaleza:

Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.

1 Juan 4:16

Nuestra relacion hacia Dios es como una relación de amor entre un hijo y su padre. Al igual que un padre que ama, Dios conoce y cuida profundamente a cada uno de nosotros:

¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios.

Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos.

Lucas 12:6-7

Como hijos, algunos de nosotros le devolvemos amor a Dios, y otros no. No obstante, Él nos ama a todos. Los regalos de Dios de amor y salvación son ofrecidos a todos, aún a aquellos que han escogido andar en malos caminos:

para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

Mateo 5:45

Lectura relacionada : Mateo 6:25-30, 7:8-11, Luke 15:4-7, John 3:16-17, 16:27 (phileo), Romans 8:38-39

Ama al Señor tu Dios

Jesús nos dijo que nuestra más importante responsabilidad en la vida esa amar a Dios:

28 Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos?

29 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.

30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.

Marcos 12:28-30

Demostramos nuestro amor por Dios obedeciendo sus mandamientos (Lucas 11:28, Juan 14:21-24, 2 Juan 1:6), poniendo nuestra confianza en Él (Juan 14:1), manteniendo una actitud humilde (Mateo 18:1-4, Lucas 18:9-14), y orando (Mateo 6:9-13, Lucas 18:1-8).

Versículos relacionados: Mateo 6:24, Mateo 7:2, 10:37 (phileo), Lucas 6:46-49, Lucas 11:27-28, Lucas 18:15-17, Juan 6:28-29, Juan 6:66-69, Juan 12:44, Juan 14:15

Amor al prójimo

Nuestra segunda mayor responsabilidad en la vida es amar a los demás. Jesús lo dijo:

Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.

Marcos 12:31

Todos los demás son nuestros prójimos

En su parábola del Buen Samaritano, (Lucas 10:25-37), Jesús explicó que debemos considerar a todas las personas del  mundo como nuestros «prójimos». Los judíos y los samaritanos fueron pueblos de diferente raza, nacionalidad, y religión rivales. Ellos se menospreciaron por cientos de años y ni se hablaban. Pero en la parábola, un samaritano se detuvo y ayudó un judío herido e invirtió tiempo y dinero para darle el mejor cuidado que pudo. En la conclusión de la parábola, Jesús dice, «Ve y haz tú lo mismo.»

Los enemigos son nuestros prójimos también

Así como Dios ama a todo su pueblo, nosotros también debemos. ¡Jesús nos llama a extender nuestro amor aún hacia nuestros enemigos!

43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.

44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;

45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?

47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?

48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Mateo 5:43-48

Los «Pecadores» son nuestros prójimos también

En los tiempos de Jesús, la gente «correcta» despreciaba a aquellos que consideraban pecadores y no se asociaban con ellos. Pero todos somos pecadores, cada uno de una manera diferente (Romanos 3:23, 1 Juan 1:8). Jesús enseñó por la palabra un ejemplo de no despreciar, esquivar, criticar, juzgar, o condenar a los demás (Mateo 7:1-5, Mateo 9:10-13, Lucas 18:9-14, Juan 8:3-11).

El amor es el más grande de todos los regalos espirituales

El apóstol Pablo dijo que el amor Cristiano es el más grande y esencial de todos los regalos espirituales. ¡Aún la fe no vale nada sin amor!

Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.

2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.

3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

1 Corintios 13:1-3

La naturaleza del amor cristiano

Paul continúa describiendo la naturaleza del verdadero amor cristiano en este precioso pasaje:

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;

no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;

no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.

13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

1 Corintios 13:4-8, 13

El pasaje anterior es leído muy a menudo en bodas, y es especialmente aplicable al matrimonio. Los sentimientos roánticos y la atracción sexual pueden irse apagando con el tiempo, pero el verdadero amor cristiano del uno al otro es el «pegamento» que puede mantener unidos matrimonios por toda una vida.

El amor es la esencia de todos los mandamientos

En otra de sus cartas, Pablo dijo que amar a nuestro prójimo es la forma de vivir todos los mandamientos:

No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.

Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.

Romanos 13:8-10

Dios es la fuente de todo nuestro amor. El amar a Dios y amar a los demás están tan interrelacionados que no podemos tener uno sin el otro:

19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.

20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?

21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.

1 Juan 4:19-21

Lectura relacionada: Levítico 19:18, Mateo 5:21-24, 5:38-39, 6:14-15, 18:21-35, 22:34-40, 25:31-46, Lucas 6:27-31, 6:38, 10:25-37, Juan 13:34-35, 15:9-13, Romanos 12:10 (philadelphia), Gálatas 5:13-15, 5:22-23, Santiago 2:8-9, 1 Pedro 4:8-10, 1 Juan 4:7-21

Resumen

Jesús grandiosamente expandió el alcance e importancia de amor, diciendo que el amor de Dios y el amor del prójimo son los más importantes de todos los mandamientos. El apóstol Pablo dijo que el amor cristiano era el más grande y esencial de todos los regalos espirituales. A través del Nuevo Testamento, somos alentados y ordenados a vivir en paz con todo el pueblo de Dios (por ejemplo, Romanos 12:17-18) y a encomendarnos a nosotros mismos al genuino amor y cuidado de los demás (por ejemplo, 1 Juan 3:17-18). Esas son las maneras en que podemos poner la fe en práctica cada día de nuestras vidas.

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