Es cierto que día a día usamos muchos dichos seculares, muchos de los cuales hasta se han convertido en una costumbre dentro de nuestras expresiones, y lo usamos sin preguntarnos si en verdad están bien o mal, y es por esto que es necesario que muchas veces se nos refresque un poquito el conocimiento. Aquí le dejamos algunos dichos populares seculares que no debemos usar como cristianos:
1 – Ama a quien no te ama, responde a quien no te llama, andarás carrera vana.
Esta frase comienza muy bien, pero se daña al final al decir: «andarás carrera vana». Es como decir que esto no sirve de nada, y sabemos que Jesús nos enseñó:
43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Mateo 5:43-45
Como hemos podido notar en el versículo anterior, cuando hacemos bien a nuestros enemigos sí tenemos una recompensa, que es la de ser hijos de nuestro Padre que está sobre los cielos.
Por eso, para el cristiano amar sin recibir nada a cambio nunca es “carrera vana”: es obediencia. El fruto quizá no sea inmediato, pero Dios ve en lo secreto (Mateo 6:4) y transforma nuestro corazón para parecernos a Cristo (Lucas 6:35-36).
2 – Dios le da barba a quien no tiene quijada.
Esta frase es usada cuando se ve a una persona que tiene algo que al parecer no merece y aquel que supuestamente lo merece no lo tiene. La Biblia nos enseña que el sol sale tanto para el impío como para el justo, la lluvia cae tanto para el justo como para el impío:
Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; porque El hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
Mateo 5:45
La queja encubierta en este dicho se sana con gratitud y contentamiento (Filipenses 4:11-12). Dios reparte soberanamente (Romanos 9:15) y a nosotros nos corresponde ser fieles con lo recibido (1 Corintios 4:2).
3 – El infierno está lleno de buenas intenciones y el cielo de buenas obras.
Lo que nos hace ir al cielo no son nuestras buenas obras, pues, hay muchos impíos que hacen buenas obras:
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe.
Efesios 2:8-9
Las obras son evidencia de una fe viva (Santiago 2:17), no la puerta de entrada al cielo. Primero gracia, luego obediencia agradecida (Tito 2:11-14).
4 – Amor sin celos no lo dan los cielos.
Para nada cierto, la Biblia nos habla en contra de los celos:
16 Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.
Santiago 3:16
El amor bíblico no sospecha mal (1 Corintios 13:4-7). Los celos alimentan la desconfianza; el amor verdadero busca la paz y la edificación.
5 – Primero son mis dientes que mis parientes.
Este dicho normaliza el egoísmo. Cristo nos llama a preferir al otro en honra (Romanos 12:10) y a mirar no solo por lo nuestro, sino también por lo de los demás (Filipenses 2:3-4). El camino cristiano es servicio, no auto-preservación.
6 – Primero Dios, y después sus santos.
Estos dichos nos instan a que primero nosotros y luego los demás, es como aquella persona que busca un bien propio. Jesús buscó primero nuestro bien y de igual manera tenemos hasta que dar nuestra propia vida por nuestros hermanos si fuere posible:
Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos.
Juan 15:13
Además, esta frase suele usarse para justificar veneraciones indebidas. La Escritura enseña que hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo (1 Timoteo 2:5). Toda gloria es para Él (Isaías 42:8).
7 – Quien espera, desespera.
La Biblia dice:
15 Y así, después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que se le había prometido.
Hebreos 6
También nos enseña:
3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
Santiago 1
Según hemos visto en estos versículos, la espera nos produce paciencia, no desesperación.
Esperar en el Señor renueva fuerzas (Isaías 40:31). La fe madura precisamente en los pasillos de la espera.
8 – Un clavo saca a otro clavo.
¿Qué podemos decir sobre este famoso dicho? Sabemos que esto no es real, no podemos andar por ahí despechados buscando nuevos clavos para quitarnos el amargue. En tales situaciones debemos aprender a confiar y descansar en el Señor:
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Mateo 11:28
Solo Cristo sana el corazón quebrantado (Salmo 147:3). Sustituir dolor con distracciones solo lo posterga.
9 – Del agua mansa me libre Dios, que de la brava me guardaré yo.
Para nada, nosotros no tenemos habilidad alguna para mantenernos de pie:
Así dice el Señor: No se gloríe el sabio de su sabiduría, ni se gloríe el poderoso de su poder, ni el rico se gloríe de su riqueza;
Jeremías 9:23
Nuestra confianza está en el Señor, no en supuestas habilidades para predecir peligros (Proverbios 3:5-6; Salmo 121).
10 – El que roba a un ladrón tiene cien años de perdón.
Negativo. Aunque un ladrón le robe a otro ladrón sigue siendo ladrón, es pecador.
Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.
1 Corintios 6:10
El fin nunca legitima el pecado (Romanos 3:8). Restituir y arrepentirse es el camino (Lucas 19:8-9).
11 – La ocasión hace al ladrón.
La tentación revela lo que hay en el corazón, no lo crea. Cada uno es atraído y seducido de su propia concupiscencia (Santiago 1:14-15). Responder con integridad es posible por la gracia de Dios (1 Corintios 10:13).
12 – El fin justifica los medios.
Estas frases justifican completamente al que hace lo malo. Lo mal está mal, no importa la ocasión.
1 Corintios 10:
23 Todo me es lícito, mas no todo conviene: todo me es lícito, mas no todo edifica.
Dios ama la justicia en el método y en el objetivo (Proverbios 21:3). La obediencia parcial es desobediencia.
13 – Lo que abunda no daña.
Esta frase propone que mientras más abunde algo, mucho mejor, pero no siempre será así. Si no lo crees, fíjate la gran contradicción con otra frase popular: Todo en exceso hace daño.
¿Hallaste miel? Come solo lo suficiente, no sea que te hartes de ella y la vomites.
Proverbios 25:16
Comer mucha miel no es bueno ni es gloria buscar la propia gloria.
Proverbios 25:27
La templanza es fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). El exceso desenfrena, el dominio propio protege.
14 – Quien calla, otorga.
No siempre, a veces las personas callan para usar la prudencia. Por ejemplo, cuando Jesús estaba ante Pilato, la gente testificaba muchas cosas EN CONTRA de Él, sin embargo, decidió no responder:
12 Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió.
13 Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?
14 Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho.
Mateo 27
El sabio sabe cuándo hablar y cuándo callar (Proverbios 17:27-28). El silencio puede ser arma de paz.
15 – Una vez al año no hace daño.
Esta si que está super mega negativa. Aunque hagas eso que dices una vez al año está mal y mal. El pecado es pecado.
Un poco de levadura leuda toda la masa.
Gálatas 5:9
Recordemos que la levadura tipifica al pecado.
El pecado tolerado crece en silencio. La santidad cotidiana es el antídoto (1 Pedro 1:15-16).
16 – No hay bien ni mal que cien años dure.
Pues claro que sí, pues solo miren cómo el pecado de Adán y Eva tiene este mundo.
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
Romanos 5:12
Las consecuencias del mal pueden perdurar generaciones; pero en Cristo hay nueva creación (2 Corintios 5:17) y esperanza eterna (Apocalipsis 21:5).
17 – Ojo por ojo, diente por diente.
Un dicho muy antiguo, pero Jesús nos enseña:
38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.
39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;
40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;
41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.
42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
Mateo 5
En el Reino, la justicia no es venganza personal, es vencida por el bien (Romanos 12:17-21).
18 – Tanto tienes tanto vales.
Esto es prácticamente la misma ideología de los predicadores del evangelio: » Si eres pobre es porque estás en pecado». Lo que tenemos no determina lo que somos.
Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Lucas 6:1
Dios mira el corazón (1 Samuel 16:7). La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee (Lucas 12:15).
19 – Todos somos hijos de Dios
Muchos dicen esta frase de otra forma: El diablo no tiene hijos. Lamentablemente, la Palabra demuestra que el diablo sí tiene hijos:
Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.
Juan 38:44
dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?
Hechos 13:10
El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.
Mateo 13:38
En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.
1 Juan 3:10
Llegamos a ser hijos de Dios por la fe en Cristo (Juan 1:12-13; Gálatas 3:26). La adopción es gracia, no derecho natural.
20 – A Dios rogando y con el mazo dando.
Esta nos causa un poco de risa y a la vez dolor, pues, hay muchos novios «cristianos» que antes de casarse dicen esto.
Orar no es un trámite para luego actuar a nuestra manera. “Encomienda a Jehová tu camino” (Salmo 37:5) y “Reconócelo en todos tus caminos” (Proverbios 3:5-6). Sin el Señor, en vano trabajan los que edifican (Salmo 127:1). Primero dependencia, luego diligencia.
21 – De tal palo, tal astilla.
Decimos esto cuando vemos que un hijo es igual de malo que su padre, pero esto no siempre es así, veamos un ejemplo bíblico:
21 De veintidós años era Amón cuando comenzó a reinar, y dos años reinó en Jerusalén.
22 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como había hecho Manasés su padre; porque ofreció sacrificios y sirvió a todos los ídolos que su padre Manasés había hecho.
2 Crónicas 33:21-22
Verdaderamente aquí vemos a un rey que hizo lo malo al igual que su padre, sin embargo, el próximo rey hizo lo recto ante Dios:
Mas el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón; y el pueblo de la tierra puso por rey en su lugar a Josías su hijo.
De ocho años era Josías cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén.
Este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda.
2 Crónicas 33:25 – 2 Crónicas 34:2
La gracia de Dios quiebra cadenas generacionales. El “tal astilla” no es destino: el nuevo nacimiento cambia la historia (2 Corintios 5:17).
Conclusión
Los dichos populares pueden sonar ingeniosos, pero no todos resisten la luz de la Palabra. Como discípulos de Jesús, filtramos nuestras creencias y expresiones por la Escritura. Procuremos que “ninguna palabra corrompida salga de nuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación” (Efesios 4:29). Hablemos verdad con amor (Efesios 4:15), vivamos con templanza y dependamos del Señor en todo. Que nuestra lengua sea instrumento de gracia y no de confusión; y que, al desechar dichos que contradicen la Biblia, abracemos el lenguaje del Reino que exalta a Cristo.