Estas son palabras de Leonard Ravenhill sobre un hombre llamado Dumas:
Conté una historia una vez, déjenme contarla de nuevo. Había ido al estudio del doctor Tozer un día y el tenía un pedazo de papel que estaba acariciando y dijo: Len, prefiero tener este pedazo de papel que una carta del presidente de los Estados Unidos. Y le dije: ¿por qué? y él me dijo: es de un hombrecito negro de áfrica, su nombre es Dumas.
El fue a una iglesia bautista una noche y el Señor vino sobre él y fue maravillosamente salvado. Y cuando llegó a la puerta el predicador dijo: Bien, es bueno verte. Espero que vuelvas otra vez. El dijo: si. – ¿hay algo que pueda hacer por ti? Y el dijo: si, si , si señor hay algo. El dijo: Ah , ¿qué? – Deme una iglesia. – ¿qué dijiste? El dijo: deme una iglesia. He buscado toda mi vida la cosa que encontré allí en el altar. El dijo escúchame, soy un hombre nuevo, mi carga se fue, sentí los grilletes romper. Sentí la carga salir de mi espalda, sentí algo surgir haciéndome puro y hermoso. Quiero decir a todos, denme una iglesia para predicar, dijo Dumas.
-Ah , hum, bueno… ¿Tienes una educación formal?
-No
-¿Has estado en una escuela bíblica?
-No
(Bueno, eso era una ventaja si el tan solo lo hubiera sabido)
-…y no has ido a la escuela bíblica.
Y entonces, hum, finalmente el predicador dijo:
-Ah, hum, sólo sigue viniendo
Pero hombre, dijo Dumas, «esto es maravilloso». Escuché predicar sobre ser una nueva creación pero ocurrió en mi vida, soy una nueva criatura, las cosas viejas pasaron, ¿sabes que no tengo ningún deseo… no tengo apetito, todo es nuevo, le quiero a Dios, quiero a Dios, quiero a Dios, pronunció Dumas.
Y el predicador por lo menos fue sincero; el dijo: sabes, yo solía ser así, solía ser.
¿Sabes? , estás tan seguro de que eres pueblo escogido por Dios y antes que pase mucho estás tan seguro que eres pueblo congelado de Dios.
El hombrecito negro salió; volvió un mes después. El predicador estaba predicando, y cantando, «ahora quién es aquél amigo, ah si, yo sé quien es , se quien es, pienso que se quien es». Y saliendo preguntó: -¿Cómo está? y el dijo: -hum, me gustaría hacerte una pregunta. Adelante, dijo el predicador.
Dumas dijo: – ¿Me darás una iglesias?
-Sí, pensé que lo preguntarías amigo, he he, bueno, solo estuviste en la iglesia dos veces, y pides una iglesia… ¿ Piensas que tengo un bolsillo lleno de ellas o algo. Acá hay una para ti y otra para ti?.
-Estás en lo cierto, no he estado acá por un mes. Cuando me dijiste en la puerta que me verías otra vez.
Dumas dijo: Señor, yo caminé por aquel camino fuera de la ciudad, encontré un bosque, entré en el bosque, encontré un sendero, encontré un arroyo, encontré un hoyo en la pared y puse una marca en la pared y me quedé allí 21 días y 21 noches con mi Biblia. Y dije: Señor , Tú y yo, solo nosotros dos, vamos a solucionarlo. O saldré por esta puerta con la seguridad que soy llamado al ministerio o saldré y diré: » nunca me tendrás para predicar, es uno de los dos».
El dijo: No comí pan, no hablé con nadie, me lavé la cara en el arroyo, y justo en el medio de los 21 días el Espíritu Santo vino sobre mi, y dijo: «Te he llamado para predicar y cuando pongas las manos sobre los enfermos sanarán, adelante.
-¿Me darás una iglesia? dijo Dumas
-Bueno, hum, tenemos una reunión de ancianos el miércoles en la noche, podrías venir el domingo.
Y los ancianos lo discutieron y dijeron: Sabes, el es un poco loco, no te librarás de el. Ahora, tenemos una pequeña iglesia hacia el otro lado de la ciudad; sabes, una choza, ¿por qué no dárselas a el? ¿por qué no dársela a el? solo hay 5 miembros. Y tú sabes, el es ignorante y vulgar, y su gramática no es buena, el no puede lidear muy bien con el texto, el no podría… todo lo que el haría es maltratarlo. Ellos no querrán escucharlo después de unos días, unas pocas semanas. Y ellos le cerrará y dirán: » ves, no estabas llamado».
¿Por qué Tozer estaba leyendo ese papelito sobado y con las esquinas dobladas, y Tozer estaba tan emocionado como un escarba dientes y besa el papel y dice: «prefiero tener eso que una carta del presidente de los Estados Unidos? Y dice: «por fin, del hombre que tanto he escuchado hablar, tengo una carta suya. Dumas, el hombre que ellos enviaron fuera de la ciudad, el hombre que ellos pensaron que le romperían el corazón con 5 personas de color.
Ahora Dumas tiene una de las iglesias más majestuosas en la ciudad de Durban. Creo ahora que 1,200 personas lo escuchan ministrar cada día del Señor. La pequeña iglesia que lo juzgó sigue siendo una iglesia reducida, pero escuchen amigos, ¿es el secreto que el estuvo en la cueva por 21 días y dijo: «en la luz de la eternidad, estás hablando a este corazón mío, me vas a decir una de dos cosas: si estoy ungido para predicar o no»? . ¿Alguna vez dijiste eso predicador? es duro. Ese no es el secreto, como recuerdo dice que el entró en aquella cueva el 17 de noviembre y cada año, por más de 15 años de seguidos, cuando llega el 17 de noviembre el daba un beso de despedida a su esposa e hijos, no creo que haya besado a los diáconos , pero el decía adiós a los diáconos y regresaba a la cueva y se quedaba 21 días y 21 noches.
No muchos predicadores pueden decir «amén» a eso, mejor que no lo hagan porque algunos de ustedes no se atreven.
21 días para renovar su fuerza, para renovar su visión, para renovar su unción. Cada año el ha tenido un nuevo consejo de Dios, nuevas revelaciones de Dios, nuevas unciones de Dios. No hay tal cosa de uno ser lleno del Espíritu Santo que va a durarle de acá a la eternidad. No creo en eso.
Hay unciones repetidas y hay momentos cuando Dios se distancia así mismo y te hace sentir como si estuvieras cayendo en las profundidades del infierno. El te dejará solo para ver si vas a luchar por su unción o si seguirás en tu propia elocuencia y habilidad. El Señor tu Dios es un Dios celoso.
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