¿Qué significa Barak?

(www.encinardemamre.com) — La palabra Barak aparece por primera vez en la Biblia en Gn 1:22

Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra.

Aparece aproximadamente 330 veces en total. Las raíces de la palabra Barak provienen de otras lenguas semíticas, donde es usada frecuentemente para referirse a algún dios. En Egipcio existen paralelos con esta palabra. Otros usos de la palabra Barak en la Biblia son los siguientes:

  • Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos (Gn 1:28)
  • Varón y hembra los creó; y los bendijo (Gn 5:2)
  • Bendijo Dios a Noé y a sus hijos (Gn 9.1)
  • Te bendeciré … y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren … y serán benditas en ti todas las familias de la tierra (Gn 12.2–3).

Barak posee los siguientes significados: arrodillarse, bendecir, ser bendecido, maldecir. La bendición sobre las naciones de Génesis 12 la volvemos a ver en Gn 18.18; 22.18; y 28.14. En dichos casos, la bendición de Dios es dirigida a las naciones a través de Abraham o su simiente. La Septuaginta traduce todos estos casos de barak en el pasivo, como lo hacen también algunas traducciones modernas. Pablo cita la traducción en la Septuaginta de Gn 22.18 en Gl 3.8.

Etimología y campo semántico

El verbo hebreo בָּרַךְ (barak) está relacionado con el sustantivo “rodilla” (בֶּרֶךְ, bérek), de donde proviene el matiz de “arrodillarse”. En su uso bíblico, el término abarca: (1) la acción de bendecir que Dios ejerce sobre personas, animales, tiempos y lugares (Gn 1:22, 28; 2:3; Nm 6:24–26); (2) la bendición de humanos a Dios en forma de alabanza (“Bendice, alma mía, a Jehová”, Sal 103:1), y (3) la bendición entre humanos (Gn 27; 48). En pocas ocasiones, por eufemismo o por contexto jurídico, barak se emplea con sentido de “maldecir” o “blasfemar” (Job 1:5, 11; 2:5, 9; 1 R 21:10, 13), lo que explica que algunos léxicos incluyan ese valor semántico.

Formas gramaticales

En hebreo bíblico, barak aparece en varias conjugaciones: en Piel, con el sentido principal de “bendecir”; en Nifal y Pual, con el matiz pasivo “ser bendecido”; y en Qal puede significar “arrodillarse” (cf. Gn 24:11, donde “hizo arrodillar los camellos”). El sustantivo relacionado, בְּרָכָה (berajá, “bendición”), designa tanto el acto de bendecir como el resultado o incluso una ofrenda (1 S 25:27), de ahí que “bendición” pueda equivaler a “don” o “regalo” en algunos contextos.

Dirección de la bendición

De Dios al ser humano: cuando Dios bendice, comunica vida, fecundidad, protección y favor. Ejemplos paradigmáticos son la bendición creacional (Gn 1) y la bendición sacerdotal (Nm 6:24–26). Del ser humano a Dios: “bendecir” a Dios no añade nada a su esencia; significa alabar y reconocer su nombre (Sal 34:1; 103:1–2). Entre humanos: los patriarcas transmiten bendición por imposición de manos y palabras proféticas (Gn 27; 48), señalando la continuidad del pacto.

La promesa abrahámica y su proyección

Génesis 12:2–3 introduce el eje teológico de la “bendición” en la historia de la redención: “serás bendición… serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. Este hilo se reitera en Gn 18:18; 22:18; 28:14 y es interpretado en el NT como cumplimiento en Cristo (Gá 3:8, 14), por medio de quien la bendición alcanza a judíos y gentiles. La Septuaginta traduce habitualmente barak con εὐλογέω (eulogéō, “bendecir”) y “bendición” con εὐλογία (eulogía), términos que el NT retoma (Ef 1:3).

Bendición y maldición en la alianza

Deuteronomio 28 contrasta “bendiciones” y “maldiciones” como consecuencias del pacto. La bendición no es una fórmula mecánica, sino la respuesta de Dios a un pueblo que camina en su palabra. Por eso, la liturgia de Israel repetía fórmulas de bendición para recordar que toda gracia procede del Señor y que la vida bajo su pacto trae shalom integral.

Implicaciones prácticas

Comprender barak invita a recuperar una visión bíblica de la bendición: (1) gratitud por los dones creacionales y redentores; (2) responsabilidad de bendecir a otros con palabras y obras; (3) adoración que exalta el nombre del Señor. Más que un amuleto verbal, “bendecir” es alinearse con la voluntad de Dios, reconociendo que en Cristo hemos recibido “toda bendición espiritual” (Ef 1:3).

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