Estaba revisando mi Facebook y alguien compartió un video de Coalición por el Evangelio que me llamó mucho la atención: ¿Por qué la mujer no debe ser pastora? En dicho video se expone que la mujer no puede ser pastora y se cita 1 Timoteo 2, donde el apóstol Pablo afirma que no permite que la mujer asuma el papel de pastora. Veamos lo que dice el versículo 12:
Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
Según el expositor del video, el apóstol no permite que la mujer asuma el papel de pastora porque estaría violando el orden estructural que Dios creó para la sociedad humana: cómo debe funcionar el hogar, la sociedad y la iglesia, con el hombre como cabeza. Veamos lo que dicen los versículos 13 y 14:
Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.
Cuando leemos este texto de Pablo, no es correcto interpretarlo desde un punto de vista meramente cultural. La premisa del texto no es la cultura, sino el decreto de Dios sobre quién debe ser el líder en la congregación. Es importante notar que el motivo por el cual Pablo prohíbe que la mujer sea pastora es estrictamente teológico. Él mismo da la razón: Adán fue formado primero y la que fue engañada fue la mujer, no el hombre. Nuevamente, el texto no apela a la cultura, sino que se basa en el orden creacional establecido por Dios.
La Biblia enseña que este ha sido el estándar establecido por Dios desde el principio. Algunos en redes sociales han llegado a decir que Pablo es un machista por afirmar que la mujer no debe ejercer autoridad; otros sostienen que se trata de un asunto cultural, un mandato solo para la iglesia en Éfeso, donde estaba Timoteo.
Ya hemos demostrado que no es cultural. La teoría de que es machismo por parte del apóstol Pablo es una completa falta de respeto hacia un autor bíblico inspirado por el Espíritu Santo. Es lamentable que algunos, al no estar de acuerdo con el texto, recurran a este tipo de descalificación.
Queda entonces la tercera postura: que esta instrucción fue solo para la iglesia de Éfeso. Esto también es incorrecto. En 1 Corintios 14, Pablo escribe:
Como en todas las iglesias de los santos, 34 vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. 35 Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación. 36 ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o solo a vosotros ha llegado?
37 Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor. 38 Mas el que ignora, ignore.
En este caso, Pablo no está escribiendo a Éfeso, sino a los corintios. Entre ambas ciudades había aproximadamente 450 kilómetros por mar, lo que en tiempos bíblicos equivalía a unos 5 a 7 días de viaje en barco romano. Por vía terrestre, la distancia era de unos 1,000 kilómetros, atravesando Asia y Grecia continental. Se trataba de lugares muy distintos, pero lo más relevante es que Pablo dice: “como en todas las iglesias de los santos”. Esto muestra que no era una instrucción exclusiva para Corinto o Éfeso, sino una práctica común en todas las congregaciones de los santos.