Hay personas que piensan que Dios nos llama por nuestra capacidad. Muchos creen que el apóstol Pablo fue grande por los estudios que desarrolló con Gamalier, pero eso es falso, puesto que él mismo dijo: «Pues quiero que sepáis, hermanos, que el evangelio que fue anunciado por mí no es según el hombre. Pues ni lo recibí de hombre, ni me fue enseñado, sino que lo recibí por medio de una revelación de Jesucristo» ( Gálatas 1:11-12).
Dios no nos llama por nuestra capacidad, porque seamos intelectuales o analfabetos, porque seamos ricos o pobres, porque seamos pequeños o altos, ante el Padre de las luces esto no tiene ningún tipo de significado, Dios hace con quien Él quiera y lo capacita como no te imaginas, y esto lo podemos ver con un personaje llamado Pedro, que siendo un hombre sin letras, predicó un mensaje y miles se convirtieron a Cristo.
En la Biblia tenemos otra historia bien interesante, y es la de Moisés, considerado el líder más grande del antiguo testamento. En el capítulo cuatro del libro de éxodo Dios le hace un llamado, le muestra señales para que contemple lo poderoso que es Dios, y lo estaba designando como el libertador del pueblo de Israel de Egipto.
Moisés no tardó mucho en poner excusas, pues le dijo a Dios:
Entonces dijo Moisés a Jehová: !!Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.
Éxodo 4:10
Muchos de nosotros al igual que Moisés hemos dicho: ¡Ay, Señor!. Hemos puesto la excusa de que no estamos capacitados o no tenemos las aptitudes necesarias para algo, de que no sabemos hablar, de que somos tímidos, etc, pero a Dios no le interesa nada de esto, Dios no mira nuestra capacidad, lo único que Él mira es Su propósito en nosotros.
Este hombre, que le presentó a Dios la excusa de que no sabía hablar, se convirtió en el gran libertador del pueblo de Israel, en el hombre que Dios usó para mostrar su gloria frente a Faraón.
Lo mismo viene para nosotros, Dios puede hacer grandezas con nosotros y nos ha llamado con un propósito eterno. No pongamos excusas para ser usados por Dios, pues para esto es que hemos sido llamados.