Vivimos en días donde a lo malo se le llama bueno y a lo bueno malo, días donde somos obligados a aceptar el pecado y somos privados de nuestra libertad para cedérsela a aquellos que quieren hundir el mundo en el pecado.
Vivimos en días donde a lo malo se le llama bueno y a lo bueno malo, días donde somos obligados a aceptar el pecado y somos privados de nuestra libertad para cedérsela a aquellos que quieren hundir el mundo en el pecado.