Doy gracias y alabo a Dios por lo que me ha dado, sea poco o mucho

Debemos agradecer a Dios todo el tiempo porque Él siempre está presente para actuar en el momento que menos esperamos, trayendo así sabiduría y bendiciones en gran abundancia, las cuales permanecen para siempre.

No dejemos de glorificar a nuestro Dios porque Su gracia y misericordia nos hacen ver delante de los demás que sí podemos y que Su poder es grande en gran manera.

Daniel fue escogido para un gran propósito, ser usado por Dios en algo grande y poderoso: reconocer el poder de Dios delante de todos en el reino de Nabucodonosor.

A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto del rey.

Daniel 2:23

En el versículo anterior Daniel da gracias y alabanzas a Dios porque recibió de parte de Dios la interpretación de un sueño que ningún mago, astrólogo, encantador ni caldeo pudo explicar. Esto fue un gran regocijo para Daniel porque a través de esta interpretación del sueño del rey Nabucodonosor, el poderío del único y verdadero Dios sería reconocido delante de las principales personalidades de ese reino fuerte de Nabucodonosor.

Verdaderamente mucho le fue dado a Daniel y por eso dio gracias y glorificó a Dios. Nosotros debemos también dar gracias y alabar a Dios aunque tengamos poco, es más, aunque nos sea quitado algo siempre debemos dar gracias porque la Palabra de Dios nos enseña a dar gracias por todo.

De manera que, sea poco o sea mucho lo que se nos otorga, sea nuestro Dios glorificado. Todo lo que Dios nos trae es bueno, a Él sea toda gloria y alabanza para siempre.

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El que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña
Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío