Hay momentos de nuestras vidas que suelen ser más duros que otros, y nos llevan a dudar hasta de nuestro Señor, nos ponen delante de una pared sin salida, y miramos por todo lados y no podemos ver por dónde es que vamos a salir.
Es por eso que debemos tomar en cuenta que cuando nos encontramos bajo ciertas situaciones, que no tienen salida, que nuestro Dios esta ahí para ayudarnos, Él se apresurará a darnos esa libertad que tanto estábamos esperando.
Yo estoy afligido y menesteroso;
Apresúrate a mí, oh Dios.
Ayuda mía y mi libertador eres tú;
Oh Jehová, no te detengas.
Salmos 70:5
Estas palabras son las de un hombre que sabía que si no acudía al Señor por libertad, sus enemigos le podían atacar y acabar con su vida. A él llegaban aflicciones, y grandes dificultades, pero ante todo eso la confianza que él tenía en Dios era más grande que todo lo que le rodeaba.
El salmista sabía muy bien que la ayuda de Dios llegaría en cualquier momento, es por eso que en el versículo que vimos anteriormente decía «Oh Jehová, no te detengas».
En ese momento el salmista podía sentir temor de los que estaban a su alrededor, pero nunca dejó de confiar en que su libertador vendría a libertarlo pronto.
Hermanos, que bueno cuando acudamos a nuestro Dios, aun viendo todos los problemas, no nos soltemos porque que veamos que la cuerda esté en el último hilo. Dios es nuestro ayudador y Él se apresurará a ayudarnos.