Sin duda alguna a veces pasamos por situaciones muy difíciles que hacen menguar nuestra fe. En esos momentos debemos acudir de inmediato a nuestro Dios para que nos sostenga y aumente nuestra fe.
No dudemos que Dios está siempre con nosotros, aunque le fallemos, Él permanece con los brazos abiertos para perdonarnos y restaurarnos. El poder de Dios es magnífico y Su misericordia es tan grande que nos perdona y a través de ella somos redimidos por nuestro Dios.
Si Dios está contigo, nada debes temer, aunque la tierra se estremezca, aunque vengan truenos y tempestades, no temas, porque Cristo vive y está contigo.
El texto central de este artículo pertenece al salmo más citado, y el versículo que veremos nos da paz y esperanza para seguir confiando en el Señor, creyendo en que Él siempre estará a nuestro lado:
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Salmos 23:4
El versículo anterior sólo confirma lo que hemos dicho en todo este artículo, que en la situación más adversa no debemos temer porque Dios va con nosotros. Aún en camino de oscuridad Dios es nuestro guía y nos ayuda a salir de esa situación, por eso no debemos temer.
«No temeré mal alguno». Aunque el enemigo de las almas tenga planes para destruirnos, recordemos que el Señor está con nosotros y Él nos ayuda, así que no debemos temer mal alguno. Creamos en el Señor, no temamos a nada, Dios está con nosotros.