Nos gozamos en las obras hechas por Sus manos, porque son obras del Señor y se manifiestan para salvarnos en todo momento de aflicción. Por eso vemos las palabras dichas aquí en el versículo que veremos en este artículo.
Muchos son los que se quejan, pero Dios ha hecho obras poderosas que muchos han visto y palpado. El salmista decía: «Me he alegrado, oh Señor, con tus obras». Estas son obras poderosas, no hechas por hombres, sino por nuestro Dios todopoderoso, y esto es lo que debemos reconocer.
En el siguiente versículo podemos observar algo grandioso: no nos alegramos por las obras que hacemos nosotros, sino por la obra manifestada por nuestro Dios.
Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras;
En las obras de tus manos me gozo.
Salmos 92:4
Todos somos bendecidos por nuestro Dios, y si siempre estamos gozosos, es porque Dios ha derramado Su poder y misericordia. Con Sus obras, nos ha dado el gozo que hoy fluye como un río en nuestro interior. Alabemos a nuestro Salvador porque Sus obras son maravillosas.
Podemos decir lo mismo que dijo el salmista en este escrito: «En Tus obras me gozo, porque al ver estas obras poderosas en nuestras vidas, somos bienaventurados». No obtenemos el gozo de nuestras propias obras, sino del gozo que recibimos de nuestro Dios.
Hermanos, estemos siempre gozosos por Sus poderosas obras, obras hechas por Sus manos. Por estas obras, muchos fueron salvados y bendecidos. Alegrémonos delante de Dios y demos gracias por este maravilloso hecho.