Esta es nuestra razón, deleite y descanso en el Señor: que podemos confiar en Su promesa de que los malos serán quitados de nuestro camino y seremos salvados de sus malos planes.
En este capítulo, el salmista habla del camino del malvado y del destino que le espera a cada uno de ellos. El malvado no triunfará frente a los hijos justos del Señor, porque la esperanza del justo está en las manos de Dios.
Es muy claro que el salmista podía ver que, aunque el malvado prosperara momentáneamente, esto no duraría para siempre, porque David estaba convencido de que pronto serían apartados de sus caminos. Veamos lo que nos dice el versículo 10 del capítulo 37 del libro de los Salmos:
Pues de aquí a poco no existirá el malo;
Observarás su lugar, y no estará allí.
Salmos 37:10
El salmista decía: «De aquí a poco el malvado no existirá«. Aquí podemos ver la confianza de este hombre, la cual estaba sujeta a cada mandato dado por Dios. Por eso, era evidente que el Señor cumpliría con Su promesa de quitar al malvado de su camino.
En este capítulo podemos ver las palabras que se dirigen a los hombres de corazones perversos. Habla del juicio que caerá sobre todos aquellos que maltratan a los justos, que buscan hacer tropezar a los justos. Y es por cada una de estas cosas que el impío tendrá su castigo.
Hermanos, debemos recordar que el Señor está ahí para el alma sedienta, para los afligidos y para todos los que, por causa de Cristo, padecen día a día. No olvides que tu ayuda viene de Dios, tal como lo fue para el salmista.