Es claro que, como hijos de nuestro Dios, tendremos un sinnúmero de pruebas. Con esto, estamos siendo probados por nuestro Dios, pues de esta forma podemos aumentar nuestra fe. Si no nos aseguramos en el Señor y pedimos que nos ayude a aumentar nuestra fe, entonces no podremos tener la corona de vida.
«Bienaventurado el varón.» Estas palabras suenan como cuado Jesús pronunció el Sermón del Monte. Para superar todas estas dificultades, es cierto que debemos pasar mucho, pero debemos soportar las tentaciones que nos llegan día tras día.
Santiago nos dice lo siguiente en el capítulo 1, verso 12, y debemos tener bien en cuenta que, si queremos recibir la corona de vida, entonces debemos resistir las pruebas y las tentaciones.
Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.
Santiago 1:12
Es difícil que no haya un hombre que sea tentado; esto es muy difícil y estamos en este mundo. Nadie se escapa, ya que tenemos un acusador que siempre está pendiente para que hacernos tropezar y desviarnos de los caminos del Señor. Todos los que aman a Dios y guardan Su palabra, resistiendo toda prueba en el nombre del Señor, alcanzarán la vida eterna.
Esta palabra que vimos en el versículo que vimos anteriormente son aplicables para los cristianos pasados y para los de este tiempo, ya que las pruebas y las tentaciones siempre han estado presentes, buscando cada día que aquellos que guardan la palabra de Dios caigan y se rebelen contra el Señor.
Hermanos en Cristo, debemos tener mucho cuidado. Vamos a pedirle a Dios que nos ayude y aumente nuestra fe para que, cuando lleguen estos momentos difíciles, podamos resistirlos.
