En el libro de Lucas, capítulo 17, en el versículo 4, podemos ver a Jesús hablando de algo que experimentamos a diario en nuestra vida cotidiana: la convivencia que existe en nuestros tiempos y lo que debemos enseñar como hijos de Dios.
El Maestro se dirige a sus discípulos acerca de aquellos que hacen tropezar a algunos de Sus seguidores y emite un juicio sobre ellos. Sin embargo, es importante notar que el Maestro deja en claro que es inevitable que enfrentemos obstáculos en nuestras vidas. Ahora bien, examinemos quiénes son los que provocan que un siervo del Señor caiga. Según las palabras de Jesús:
Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.
Lucas 17:4
Este versículo, presente en este artículo, deja las cosas muy claras. Aquel que haga tropezar a uno de los seguidores más jóvenes de Jesús, estaría mejor atándose una piedra al cuello y arrojándose al mar. Esta advertencia del Maestro nos recuerda que es una cosa ser probado por Dios mismo, pero es inaceptable que un hermano o alguien que no conoce a Dios permita que el enemigo utilice su influencia para hacer caer a un siervo del Señor.
Es importante responder a este llamado que nos hace el Señor. Debemos cumplir con las palabras que Jesús nos ha dado. Si nuestro hermano peca contra nosotros siete veces al día y siete veces regresa buscando perdón, no debemos dudar en perdonarle y orar al Señor por su vida, para que lo ayude a desechar todo lo que no es de Su agrado.
Por lo tanto, hermanos en Cristo, debemos comprender que enfrentamos pruebas a diario. Oremos al Señor para que tenga misericordia de aquellos que son débiles y están bajo la influencia del enemigo. No dudes que Dios puede perdonarles.
