No confíes en nadie

Nuestra confianza siempre debe estar puesta en el Señor, Él es el único en quien podemos confiar ciegamente, sin temor a nada. Él es el mejor amigo que podemos tener.

Los tiempos están muy difíciles, es por eso que debemos tener precaución en lo que decimos y a quién le confiamos nuestras vidas y nuestros secretos, todo puede dar un giro muy grande por una traición.

En aquellos tiempos al igual que en la actualidad, la traición era muy notable, muchos lo hacían por beneficios propios o por querer ser reconocidos delante de los demás. Lo que hacían era contar lo que el compañero contaba a la persona contraria y así se sabía la debilidad de su oponente.

No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe; de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca.

Miqueas 7:5

Tanta es la desconfianza que se debe tener de los mortales que la palabra nos enseña hasta a cuidarnos de nuestro cónyuge que amanece todos los días a nuestro lado en la cama. ¿No te dice algo esto? Hay un dicho que dice «la traición nace de un amigo» y no está equivocado, pues tu enemigo, por ser enemigo, ya sabes que está en tu contra y que no debes confiar en él, pero un amigo, ¿hasta cuándo durará su lealtad hacia ti?.

Por todo lo anteriormente expresado, es bueno que confiemos todos nuestros secretos, problemas y debilidades a nuestro Padre Celestial, que no nos traicionará, sino que nos ayudará de la mejor manera posible. Dios es fiel para siempre.

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