Más bienaventurado es dar que recibir

Tomar los consejos que nos trae la palabra de Dios esto nos ayudará siempre, porque la Palabra de Dios no se equivoca ya que son palabras de verdad. Estas son palabras de Dios.

En este mundo donde tantas personas buscan su propio beneficio, donde muchas veces el egoísmo gobierna en los corazones, la Biblia nos recuerda que existe un camino más excelente: el camino del dar sin esperar nada a cambio. Dar no es solamente entregar algo material, también se trata de ofrecer nuestro tiempo, nuestras oraciones, nuestras fuerzas, y sobre todo, nuestro amor sincero hacia los demás. La Palabra del Señor nos instruye en este principio porque sabe que al practicarlo, nuestra vida es enriquecida en lo espiritual y nuestra alma se llena de paz.

Muchos dan pero interesadamente, y esto lo hemos visto en muchas personas que siguen los Caminos del Señor, nuestro consejo es que hagas la obra sin esperar recibir algo a cambio, no, tu bendición no depende de lo que des a otro.

Cuando Jesús enseñó que “más bienaventurado es dar que recibir”, no se trataba de una simple frase motivacional, sino de una verdad espiritual que transforma vidas. Dar no empobrece, sino que enriquece; no resta, sino que multiplica; no debilita, sino que fortalece al alma. La generosidad abre puertas, sana corazones y crea lazos de amor que ni el tiempo ni las dificultades pueden romper. Cada vez que extendemos nuestra mano al necesitado, estamos actuando como representantes del Reino de Dios aquí en la tierra.

A a la hora de dar, no mires que esa persona necesitada es tu enemigo, solo ora al Señor y cumple lo que Jesús te ha mandado a hacer con ese necesitado, que es ayudarlo:

En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

Hechos 20:35

Dar incluso a quienes consideramos enemigos es un acto de verdadera fe y obediencia. El ser humano naturalmente se resiste a bendecir a quien le ha hecho daño, pero Jesús nos mostró otro camino: amar a nuestros enemigos, orar por los que nos persiguen y dar sin resentimiento. Esto nos libera de la amargura, nos hace crecer espiritualmente y nos permite experimentar la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento. Cuando damos a quienes no lo merecen, estamos imitando el amor de Cristo, quien entregó su vida por nosotros aun siendo pecadores.

Somos del Señor, por ende tenemos misericordia por los demás, hacemos el bien ayudando a los necesitados, dando a los pobres, bendiciendo sus vidas, para que sigamos siendo bienaventurados. Así que, es mejor dar que recibir, porque haciendo esto somos bienaventurados en la presencia del Señor, y si el que al pobre da, a Dios le presta (Pr. 19:17).

La Biblia es clara al mostrarnos que todo acto de misericordia tiene valor eterno. Cuando ayudamos al necesitado, no solo estamos resolviendo una carencia material, sino que estamos sembrando en el Reino de Dios. El Señor promete que quien da al pobre en realidad le está prestando a Él, y que no quedará sin recompensa. Esta verdad nos da la confianza de que cada ofrenda, cada gesto de amor y cada ayuda que demos, será multiplicada por Dios de formas que ni siquiera imaginamos.

Querido lector, practicar la generosidad no es una opción para el cristiano, es un mandato y una oportunidad para demostrar la fe en acción. Recordemos que fuimos alcanzados por la gracia de un Dios generoso, que entregó a su Hijo unigénito para nuestra salvación. Por eso, cada vez que damos, reflejamos un poco de ese amor divino que hemos recibido. Vivamos cada día con un corazón dispuesto a dar, no con tristeza ni por obligación, sino con alegría, porque “Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).

Conclusión: Al final de todo, comprendemos que dar es un estilo de vida cristiano. No se trata solo de un acto ocasional, sino de una práctica diaria que nos acerca más a Dios y nos aparta del egoísmo. Sigamos el consejo eterno de la Palabra: es mejor dar que recibir. Vivamos como bienaventurados, sembrando en la vida de otros, sabiendo que nuestra recompensa viene del Señor y que ningún acto de amor en Su nombre quedará en vano.

Pastor rechaza los cultos online diciendo: "Zoom no es la iglesia"
Los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos