Dios es nuestra salvación y a Él es que debemos esperar, honrar y obedecerle en todo, de Él viene nuestro cuidado y protección, nuestra ayuda viene desde los cielos.
Cuando clamamos a Dios, nuestro Dios nos escucha, nos bendice y cubre todo nuestro alrededor, el Dios mío me oirá.
Esto es lo mejor que los seres humanos podemos hacer, mirar siempre a nuestro Dios, a nuestro grande y fuerte Salvador.
Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá.
Miqueas 7:7
Del versículo anterior podemos aprender que nuestra confianza no debe estar puesta en humanos, sino en Dios. Nuestra mirada debe estar puesta en el Señor.
A veces la relación entre el pueblo de Israel y Dios habían decaído poco a poco por la falta del pueblo hacia Dios, de su constante pecado delante del Señor.
Después que este pueblo experimentaba su consecuencia por la desobediencia delante de Dios, de que otro pueblos vinieran a ellos y les hicieran guerra, entonces ellos corrían hacia Dios, hacia la misericordia divina de Dios, para ser salvados por el Señor.
Hermanos, mantengamos siempre nuestra confianza en el Señor, no nos apartemos nunca de esa enorme gracia que nos cubre, seamos personas fieles al Señor. Dios es nuestro proveedor, nuestros cuidados solo vienen de Él, por eso solo miremos al Dios nuestro.