Maldicen predicador y éste responde: “Dios bendiga tu vida y familia”

La Biblia nos enseña que nos aborrecerán y que en muchos lugares a donde vayamos nos echarán, no debemos esperar lo contrario. Las Escrituras también nos enseñan que debemos bendecir a aquellos que nos maldicen, y es justamente lo que ha hecho un predicador que recibió maldiciones.

El predicador de nombre Moisés Márcia, de Guapimirim, Rio de Janeiro, Brasil, mientras predicaba sobre Cristo recibió múltiples maldiciones de una mujer que pasaba en su auto tocando bocina y pidiendo a Moisés guardar silencio.

El Evangelista no se molestó al ver la intolerancia religiosa de la mujer, sino que de manera astuta respondió: “Dios bendiga tu vida, en el nombre de Jesús. Que Satanás caiga al suelo, en el nombre de Jesús. ¡Que Dios bendiga a tu familia!”.

El predicador habló de cómo recibe felicitaciones por su mensaje en las calles, pero también dijo que no siempre es así, ya que la persecución y el rechazo son parte del mensaje de Jesucristo.

A través de su cuenta de Instagram citó dos citas bíblicas en referencia a este caso:

Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución;

2 Timoteo 3:12

Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.

Juan 15:18

Esto que hemos leído del predicador Moisés es una gran enseñanza para nosotros, o más bien, un recuerdo de que debemos predicar en las calles y que allí no todo será color de rosa, que la persecución y el rechazo también son parte de predicar el Evangelio de Jesucristo.

Este ejemplo nos recuerda que la predicación del evangelio no siempre es recibida con alegría. Muchas veces, las palabras que vienen de parte de Dios incomodan, confrontan y despiertan rechazo. Jesús mismo advirtió a sus discípulos de que no sería un camino fácil, sino que tendrían que enfrentar oposición y hasta odio de parte de aquellos que no desean escuchar la verdad.

La reacción del predicador Moisés es digna de resaltar. En lugar de responder con enojo, mostró el verdadero espíritu del cristianismo: el amor que bendice incluso cuando recibe maldición. Este tipo de respuesta no solo desarma al que ofende, sino que también deja una enseñanza clara de que el Evangelio no se predica con violencia ni con gritos de contienda, sino con mansedumbre, sabiduría y paz.

Al mirar la historia de la iglesia, encontramos que la persecución siempre ha estado presente. Los primeros cristianos fueron perseguidos, encarcelados y hasta llevados a la muerte por causa de su fe. Sin embargo, nunca dejaron de predicar, porque sabían que la recompensa no estaba en la aprobación del mundo, sino en la fidelidad a Dios. El apóstol Pablo lo experimentó en carne propia y aún así escribió cartas llenas de esperanza y ánimo para seguir adelante.

Hoy en día, aunque la persecución pueda tomar formas distintas, sigue existiendo. Puede manifestarse en burlas, críticas, intolerancia o rechazo social. Pero el llamado sigue siendo el mismo: permanecer firmes en la fe, mostrando el carácter de Cristo en todo momento, incluso cuando las circunstancias sean difíciles.

La enseñanza que nos deja Moisés Márcia es que cada creyente debe estar preparado para responder con amor y bendición. La Biblia dice que nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino contra fuerzas espirituales, y por eso debemos usar las armas espirituales que Dios nos ha dado: la oración, la palabra y el amor. Cuando alguien nos maldice, nosotros respondemos con bendición porque creemos en un Dios que obra en los corazones.

Además, este caso nos motiva a no tener miedo de predicar. El evangelio necesita ser anunciado en todo lugar, aunque eso signifique exponernos a incomodidades o rechazos. La fe verdadera no se esconde, sino que proclama la verdad de Cristo con valentía. Y en esa proclamación, muchos llegarán a conocer a Jesús, aunque otros se levanten en contra.

Reflexión final

Que este testimonio nos anime a perseverar en nuestra misión como hijos de Dios. Recordemos siempre las palabras de Jesús: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:10). No debemos temer al rechazo ni a la burla, porque nuestro galardón está en el cielo. Más bien, aprendamos a responder como lo hizo este predicador: con amor, bendición y fe. Solo así reflejaremos el carácter de Cristo al mundo y daremos testimonio de que el Evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree.

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