Siendo pacientes en todo, resistamos las pruebas

Hermanos seamos agradecidos al Señor, en cuanto seamos probados, pidámosle al Señor que nos ayude cuando lleguen los momentos difíciles.

En la vida cristiana no todo es fácil, muchas veces enfrentamos adversidades que nos hacen sentir que no podremos soportar más. Sin embargo, es en medio de esas pruebas cuando más debemos recordar que tenemos un Dios que nos sostiene, un Dios que nunca abandona a sus hijos y que está siempre dispuesto a fortalecernos. La Biblia nos recuerda que las pruebas son parte de nuestra formación espiritual y que a través de ellas Dios moldea nuestro carácter, nos enseña paciencia y nos lleva a depender más de Él.

Algo que debemos recordar es que si las pruebas vienen a nuestras vidas, es porque así Dios lo quiso, por lo cual es bueno que seamos sabios y resistamos pidiendo a Dios que nos dé nuevas fuerzas para salir a flote en medio de esta tempestad.

Recordemos algo muy importante. Dios no nos deja solos en el proceso. Dios no se aparta de nosotros, ya que si Dios permitió ese momento de prueba es porque Él estará más cerca de lo que nos imaginamos, diciendo: no temas Yo estoy contigo, avanza y vence porque Yo soy Tu Dios grande y poderoso.

Cuando enfrentamos la prueba, podemos caer en el error de pensar que hemos sido abandonados, pero la realidad es que esas circunstancias son oportunidades para ver la fidelidad de Dios. El apóstol Santiago nos enseña a tener por sumo gozo cuando nos hallemos en diversas pruebas, porque la prueba de nuestra fe produce paciencia (Santiago 1:2-3). Esta paciencia es un fruto precioso que nos permite perseverar y crecer en madurez espiritual.

El Señor es nuestra fuente, nuestro ayudador y fortaleza. Hay un pasaje bíblico muy maravilloso en el cual vemos al Salmista David dando al Señor gracias y cánticos de alabanzas por haber sido librado de aquella prueba tan grande:

1 Habló David a Jehová las palabras de este cántico, el día que Jehová le había librado de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl.

2 Dijo: Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador;

3 Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste.

4 Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos.

5 Me rodearon ondas de muerte, Y torrentes de perversidad me atemorizaron.

2 Samuel 22:1-5

Es maravilloso que cuando estemos pasando este momento de prueba, podamos decir lo mismo que el rey David decía al Señor, pronunciar palabras de honra y gloria a nuestro Dios grande y fuerte, que nunca ha perdido una batalla. Así que, es mejor que en nuestro momento de pruebas seamos pacientes y resistamos en el nombre del Señor, no olvidemos que Dios está con nosotros y nunca nos dejará solos.

Además, debemos entender que las pruebas no son eternas, siempre tienen un propósito y un final. Después de la tormenta viene la calma, y lo que hoy parece insuperable, mañana será testimonio de victoria. El apóstol Pedro también nos recuerda que después de haber padecido un poco de tiempo, el mismo Dios de toda gracia nos perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá (1 Pedro 5:10). Esto nos asegura que todo sufrimiento tiene un propósito redentor en nuestras vidas.

En este sentido, nuestra actitud frente a la prueba es determinante. Podemos quejarnos y desanimarnos, o podemos levantar nuestras manos y confiar en la promesa de que Dios tiene el control de todo. La gratitud en medio de la dificultad es una de las mayores expresiones de fe, porque reconoce que aunque no entendamos lo que ocurre, sabemos que nuestro Padre celestial obra para bien de los que le aman (Romanos 8:28).

Querido lector, no olvides nunca que Dios es tu refugio y fortaleza. Si estás atravesando una prueba, no la veas como castigo, sino como una oportunidad para crecer y acercarte más a Él. Ora, confía y mantén la esperanza viva, porque así como libró a David de todos sus enemigos, también te librará a ti de cualquier circunstancia adversa.

Conclusión: La vida cristiana es un camino de fe en el que encontraremos pruebas, pero también grandes victorias. Agradezcamos al Señor en todo tiempo, incluso en medio de la dificultad, porque sabemos que no estamos solos. Dios es nuestro libertador, nuestro refugio y fortaleza. Mantengamos la confianza en Él, pues la prueba de hoy será el testimonio de mañana y la evidencia de que nuestro Dios es fiel y poderoso para salvar.

En el nombre de Dios hay poder
Una vida nueva en Cristo Jesús