Todo lo que hoy somos lo debemos a nuestro Dios, nuestras alabanzas siempre deben ser dedicadas a Aquel que se entregó por amor a cada uno de nosotros, por eso debemos honrarlo y reconocer que sin Él no hubiésemos sido libres, sino que seríamos esclavos del pecado a tal manera que no pudiésemos haber conocido la palabra libertad. Sea Dios glorificado por este enorme sacrificio por la humanidad.
Qué seria de nosotros Señor, si no fuera por Tu gracia y por Tu amor, Tú, un Dios bondadoso y fiel, que enviaste a Tu hijo unigénito, para entregar todo por Tu creación, para que así conociéramos la verdad que nos hará libres, oh Señor, Te alabamos y Te decimos que Tuyo es el poder y toda autoridad, que no hay nadie como Tú, bondadoso y fiel.
Oh, pueblos, naciones todas, den alabanzas al cordero que fue inmolado por todos nosotros, alabemos Su Santo nombre que ahora vive y reina para siempre, y que Su poder es infinito. Porque muchos creyeron que Él no era eterno, y dijo que al tercer día resucitaría, y fue así mismo que pasó. Tú, oh Dios eres eterno y vives por los siglos de los siglos.
Su poder se hizo notable en aquel día de Su crucifixión, pero, ¿qué dice la Biblia sobre lo sucedido aquel día?.