Niéguese a sí mismo, y siga a Jesús

En el libro de Marcos nos encontramos con un hecho muy poderoso y a la vez un momento difícil, ya que Jesús estaba hablando de la cercanía de su muerte, pero cuando leemos, vemos que unos de los discípulos llamado Pedro siempre estaba atento a todo lo que el Maestro hacía o decía, que aunque fue reprendido por Jesús, se mantenía bien, a este le podemos llamar un hombre sabio y astuto.

Jesús le enseñó a este pueblo, que todo aquel que quería seguirlo, debía despojarse de todo y de sí mismo, tomar cada uno su cruz y seguir al Maestro. ¿Por qué la cruz? Porque es un símbolo del compromiso que tienes cuando te decides a entrar en los caminos del Señor.

El Señor hace este llamado muy claro, por eso Jesús no solo dijo estas palabras para el pueblo sino que también llamo a los discípulos para que también escucharan y prestaran atención.

Veamos que Jesús le dijo a la multitud y a sus discípulos:

34 Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

35 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.

36 Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?

Marcos 8:34-36

En el último verso del capítulo 8 de Marcos, el Señor hace una aclaración sobre todo aquel que solo tenga sus ojos puesto en la cosas vanas, que solo se ocupan de tenerlo todo. Por eso es que debemos acercarnos a Dios y dejar todo lo que es un obstáculo para llegar a Jesús, y estas son las palabras que Jesús quería que todo el pueblo y sus discípulos escucharan. Así que, tomemos nuestra cruz y sigamos a Cristo, este es el mejor camino.

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Bienaventurado el que escucha a Dios
Levántate y resplandece
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