Perseverad en la oración

La oración es uno de los temas más importantes en la vida de un creyente, ya que esa es la manera que tenemos de comunicarnos con nuestro Dios, sin necesidad de buscar un macho cabrío para sacrificarlo, podemos acceder libremente ante el Padre Celestial, sin necesidad de tomar una cita, Él siempre está presto para escucharnos, así que esto es una gracia que debemos aprovechar y ser perseverantes en la oración.

En artículos anteriores hemos hablado sobre la oración y nos gustaría que si usted no los ha leído los pueda leer: «Orar no es suficiente» ,  «Cómo orar» «La poderosa oración de una mujer estéril» . Esperamos que luego de leer este artículo pueda leer las reflexiones que hemos acabado de recomendar.

La palabra perseverancia en la Biblia la podemos encontrar muchísimas veces, y es que esta vida cristiana se trata de perseverar sin importar lo que tengamos que arriesgar, puesto que ser cristianos nos hace negar muchas cosas y en cuanto a la oración, esto es un legado que se nos ha dado y no podemos descuidar, aunque sabemos que a todo cristiano le ha resultado algo difícil mantener la perseverancia en la oración, pero eso no nos debe desanimar, sino que debemos todos los días recobrar fuerzas y hacer nuestro mayor esfuerzo.

El apóstol Pablo escribió:

2 Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;

3 orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso,

Colosenses : 4:2-3

El apóstol usa el imperativo «perseverad», o sea,  no es algo que podemos negociar, es algo que debemos hacer, no sólo intentarlo, sino más allá, hacerlo, debemos ser perseverantes en la oración y entender que la oración va mucho más allá de pedir cosas a Dios, sino que debemos dar gracias a Dios por todo, por lo bueno que Él ha sido para con nosotros.

¿Es difícil orar? Mientras más nos involucremos con las cosas espirituales como leer la Biblia, congregarse, orar, ayunar, etc, más se nos abre el apetito espiritual, y debemos correr por ello y ser perseverantes. Con Dios podemos lograrlo.

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