Todos los días debemos agradecer a Dios por su gran amor, por su misericordia, por sus bondades para con cada uno de nosotros, porque su justicia está sobre cada uno de sus hijos.
A la verdad en veces somos mal agradecidos de Dios aún viendo sus señales y milagros, y todo lo que ha hecho con nosotros, la pregunta es ¿Cómo podemos ser tan mal agradecidos de Dios cuando Él aún nos ha librado de todo los que nos persiguen? Dios es fiel en todo, y aunque no le agradezcas Él hará justicia cuando sea necesario, porque Él es un Dios que hace justicia.
Que hace justicia a los agraviados,
Que da pan a los hambrientos.
Jehová liberta a los cautivos;Salmos 146:7
Dios se compadece de todos aquellos que están oprimidos, abatidos, hambrientos y falta de amor; liberta al corazón cautivo, guía por el camino correcto a todo aquel es obediente a Sus estatutos.
Jehová abre los ojos a los ciegos;
Jehová levanta a los caídos;
Jehová ama a los justos.Salmos 146:8
Porque todo aquel que decide seguir al Dios todopoderoso, será librado de todos los que no practican la justicia de Dios. Las misericordias de Dios son tan grandes que, abre los ojos a los ciegos, fortalece y levanta al caído, ama y protege al justo de sus adversarios.
Jehová guarda a los extranjeros;
Al huérfano y a la viuda sostiene,
Y el camino de los impíos trastorna.Salmos 146:9
Dios está siempre atento a las viudas y la sostiene en momentos difíciles, cada día guarda al extranjero, cuida al huérfano y le cubre baja las alas de su Santo Espíritu. Pero todos los que hacen maldades, el camino de ellos será de piedra de tropiezo, porque así lo ha dicho el mismo Dios.
Agradecimiento diario al Señor
El ser humano muchas veces se enfoca más en lo que le falta que en lo que ya ha recibido, y esa es una de las razones por las cuales se vuelve mal agradecido delante de Dios. Sin embargo, cuando meditamos en todas las bondades que el Señor ha derramado sobre nosotros, entendemos que cada día es una oportunidad para expresar gratitud. El simple hecho de abrir los ojos en la mañana, respirar, tener salud, familia y un techo donde vivir, ya son suficientes razones para levantar nuestra voz en acción de gracias.
El salmista nos recuerda que Dios es quien da pan a los hambrientos y justicia a los agraviados. Este versículo nos anima a no perder la fe en medio de la escasez, porque el Señor es el sustentador de la vida. Aun en las situaciones más complicadas, Él provee lo necesario y sostiene con su poderosa mano a quienes confían en su nombre.
Dios como defensor y libertador
Uno de los atributos más maravillosos de Dios es que se levanta como defensor de los que sufren injusticia. A lo largo de la Biblia vemos cómo intervino a favor de su pueblo en medio de la opresión, ya fuera en Egipto, en el desierto, o frente a los enemigos que les rodeaban. Esa misma protección sigue vigente hoy, porque Dios no cambia y sigue cuidando de los suyos.
Cuando la Palabra declara que Jehová abre los ojos a los ciegos y levanta a los caídos, no solo se refiere a un milagro físico, sino también a una obra espiritual. Él abre los ojos del entendimiento, da sabiduría y dirección en medio de la confusión, fortalece a los que sienten que ya no pueden más y les da nuevas fuerzas como las del búfalo.
Un Dios cercano al necesitado
El Señor no pasa por alto a los más vulnerables. En un mundo donde muchas veces los extranjeros son rechazados, los huérfanos olvidados y las viudas ignoradas, Dios se muestra como un Padre compasivo y justo. Él cuida de ellos y les brinda esperanza. Este cuidado es también un llamado a nosotros, para que imitemos el carácter de Dios y seamos instrumentos de amor hacia quienes más lo necesitan.
Por el contrario, los que actúan en maldad tendrán un camino torcido y lleno de tropiezos. Dios es paciente y misericordioso, pero también justo, y llegará el momento en que toda injusticia será juzgada. Por eso debemos elegir caminar en la verdad, obedecer sus mandamientos y vivir en integridad delante de Él.
Conclusión
La gratitud a Dios debe ser un estilo de vida. No se trata solo de agradecer cuando las cosas van bien, sino también en medio de las pruebas, porque sabemos que Él siempre tiene el control. Su amor es infinito, su misericordia se renueva cada mañana y su justicia permanece para siempre. Reconocer estas verdades nos hace vivir con esperanza, nos fortalece en la adversidad y nos recuerda que el Dios que cuidaba de Israel es el mismo que hoy vela por nosotros.