Misericordioso es el Señor tu Dios

Al hablar de que Dios hace misericordia con nosotros, se está diciendo que esto de misericordia es un gesto bondadoso de Dios con todos los que le buscan. La misericordia de Dios es grande para con todo el mundo. A través de toda la historia bíblica vemos cómo el Señor ha mostrado paciencia y compasión con su pueblo, incluso cuando este ha fallado y se ha apartado de sus caminos. La misericordia de Dios no es simplemente un sentimiento pasajero, sino una decisión eterna de amar y perdonar a aquellos que se acercan con un corazón sincero.

Más si desde allí buscares a Jehová tu Dios,
lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma.
Deuteronomio 4:29

Este versículo nos recuerda que el camino para encontrar la misericordia de Dios es buscarle con todo el corazón y con toda el alma. No se trata de una búsqueda superficial ni de un simple interés momentáneo, sino de una entrega total que demuestra dependencia de Él. Cuando nos acercamos de esa manera, el Señor no nos rechaza, porque Él es fiel y compasivo con los que le invocan de verdad.

Cuando buscamos al Señor con todo nuestro corazón y le pedimos, Él no nos rechazará porque Él es un Dios que no desprecia un corazón afligido. Las Escrituras afirman que Dios está cercano a los quebrantados de corazón y salva a los contritos de espíritu. Esto significa que, aunque las personas puedan rechazarnos, el Señor siempre tendrá sus brazos abiertos para levantarnos, consolarnos y darnos nuevas fuerzas.

Si buscas a Jehová en cualquier lugar y lo llamas, Él responderá. No importa la situación en la que te encuentres ni el lugar físico donde estés: en un hospital, en tu hogar, en la calle o incluso en medio de una prisión, Dios está dispuesto a escuchar tu clamor. La Palabra nos asegura que si tocamos, Él abrirá; si llamamos, Él responderá; y si buscamos, lo encontraremos. Esta es una de las promesas más maravillosas de la Biblia, porque nos recuerda que el Señor no está lejos, sino accesible a todo aquel que le busca en espíritu y en verdad.

Cuando estuvieres en angustia,
y te alcanzaren todas estas cosas,
si en los postreros días te volvieres a Jehová tu Dios, y oyeres su voz;
Deuteronomio 4:30

En aquellos tiempos había muchas personas que solo buscaban a Dios cuando tenían necesidades, y cuando no escuchaban su voz, el mal venía y les alcanzaba. Esa actitud no ha cambiado mucho hoy en día. Muchas personas solo se acuerdan de Dios en medio de la enfermedad, de las crisis económicas o de la pérdida de un ser querido. Sin embargo, el Señor nos invita a buscarle en todo tiempo, tanto en la abundancia como en la escasez, en la alegría como en el dolor. Solo así podremos experimentar la verdadera paz y la verdadera fortaleza que provienen de su misericordia.

porque Dios misericordioso es Jehová tu Dios;
no te dejará, ni te destruirá,
ni se olvidará del pacto que les juró a tus padres.
Deuteronomio 4:31

Este versículo reafirma la fidelidad de Dios. Él es misericordioso y jamás abandona a los suyos. Aun cuando Israel se apartó y falló, el Señor no olvidó su pacto. De la misma manera, hoy Él no se olvida de nosotros. Su misericordia es tan grande que, a pesar de nuestras caídas, nos levanta una y otra vez, nos limpia con su perdón y nos guía nuevamente por sendas de justicia.

Es bueno reconocer que sin Dios nada somos. Debemos buscarlo no solo cuando necesitamos algo, sino porque lo amamos y sabemos que Él es digno de ser adorado. Dios hace su voluntad y obra en su tiempo perfecto, y nosotros debemos aprender a confiar en esa voluntad, porque siempre será buena, agradable y perfecta. Él es un Dios de misericordia que hace justicia, que sacia al sediento, que fortalece al cansado y que da esperanza al que siente que no puede más.

Querido hermano, la invitación es clara: busca a Dios de todo corazón. Hazlo en los días de alegría y también en los de tristeza, en la salud y en la enfermedad, en la abundancia y en la escasez. Recuerda que el Señor nunca te dejará ni se olvidará de ti, porque Él es misericordioso y permanece fiel aun cuando nosotros fallamos. Que cada día de tu vida sea una oportunidad para experimentar y dar testimonio de la grandeza de la misericordia divina.

Cristo, nuestro abogado
El que hace lo bueno es de Dios