Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. (Josué 24:15).
Este verso tan mencionado que hemos acabado de citar en el párrafo anterior, quizá es uno de los versículos más «famosos» en la historia del cristianismo. Lo hemos visto en algunas de las puertas de hogares cristianos, en algún coche, etc. El punto es, que este texto bíblico de una manera u otra ha sido muy utilizado y por la importancia que tiene el mismo, hemos dedicado un artículo sobre él.
Sabemos que la historia del pueblo de Israel podemos encontrar altas y bajas, que en ocasiones dadas fue un pueblo que olvidaba de lo bueno que Dios había sido para con ellos, y se iban tras otros dioses, olvidando así el pacto que habían hecho con Jehová su Dios. El pasaje que hemos citado en este artículo es exactamente el momento en que Josué está dando su discurso de despedida frente al pueblo de Israel.
En ese instante todo el pueblo de Israel estaba reunido allí en una gran asamblea: los principales, los sacerdotes, todos estaba allí reunidos para escuchar las palabras del hombre de Dios. Josué le estaba recordando pueblo de Israel como Dios había sido fiel para con ellos, comenzando desde Abraham cuando le dijo que saliera de aquella tierra hasta ese día, que ya era un pueblo que había visto las obras de Dios en el desierto, que vio dividirse el mar rojo y el Jordan, y con todo esto el pueblo de Israel seguía siéndole infiel a su Dios. Pero uno de los grandes atributos de Dios que podemos ver en esta historia es que Dios siempre permanece siendo fiel en sus promesas.
Si somos infieles, él permanece fiel; No puede negarse a sí mismo.
2 Timoteo 2:13
Antes del verso que hemos puesto como texto principal de nuestro artículo, podemos ver un verso muy importante, el cual es el verso 14, que dice:
Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová.
Es como si en aquel momento Josué estuviera diciendo: Ya ustedes saben todos los favores que Dios nos ha hecho, aún ustedes desviándose de Jehová nuestro Dios, ya ustedes saben que Él es poderoso y que es un Dios que actúa con mano poderosa y firme, sin embargo, ningunos de sus «dioses» ha hecho nada por ustedes. Ahora les pido, ya acercándose casi mi muerte, que teman a Jehová, que le sirvan con «integridad y con verdad», que quiten todos esos dioses los cuales ustedes y vuestros padres han servido, y servid solo a aquel que ha sido bueno con nosotros, el cual es Dios, fuerte y poderoso en batalla.
Josué frente a toda esa multitud, le da dos opciones al pueblo de Israel y les dice:
Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis
Elijan hoy a quien van a servir, si a estos dioses que no han hecho nada por ustedes, o ha Jehová, si no quieren servirle, pues vayan detrás de sus dioses ahora mismo, pero el día de hoy escojan a quién van a servir, ya basta de andar en dos aguas, creyendo servir a Dios, pero sus corazones están detrás de otras cosas.
Quizá esta historia nos parezca un poco triste, o sintamos un poco de ira contra el pueblo de Israel, al ver lo duro que fue, que aún viendo las obras de Dios ellos se iban detrás de «dioses» que ni siquiera se podían mover. Pero muchas veces nosotros le damos prioridad a otras cosas antes que a Dios y al final dejamos a Dios en un armario lleno de polvo y esto, aún viendo en nuestras vidas todas las maravillas que Él ha hecho en nuestras vidas desde aquel día que el rompió los grilletes del pecado en nuestras vidas. Nosotros también hemos visto la mano de Dios actuar en nuestras vidas, sin embargo, ¿servimos a Dios con todo nuestro corazón? Así como el pueblo de Israel estaba entre dos aguas, muchas veces nuestro corazón también lo está.
Al final de este verso Josué declara lo que él iba a continuar haciendo, sin importar que en aquel momento todos den la espalda a Dios y se fueran tras sus ídolos:
«Pero yo y mi casa serviremos a Jehová».
¿Has tomado la misma decisión con respecto a tu familia? En aquel momento Josué lo supo decidir. Hay muchas familias cristianas que están muertas, los hijos descarriados, la esposa o el esposo, pero déjame y te pregunto: ¿Con mano firme, has dicho: pero yo y mi casa serviremos a Jehová? Y todo esto sin importar el sistema de hoy en día, sin importar que el mundo cada momento que pasa se olvida de Dios, aprobando leyes que violan totalmente los decretos de Dios. En medio de un mundo que va de continuo al mal, ¿gas tomado esta decisión?
Dios nos ayude a mantener nuestra fe en alto en medio de un mundo corrupto que va de continuo al mal, y a perseverar, y que nuestras familias estén firmes hasta el día que nuestro amado Señor Jesucristo nos venga a buscar o nosotros vayamos a Él.
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