Reconocer el pecado y buscar la corrección de Dios

El libro de Job es uno de mis favoritos, y no por poco, sino por su admirable descripción de la soberanía de Dios, la cual entra en escena desde su primer capítulo. Si repasamos un poco, nos damos cuenta que Job era varón justo, tenía una buena familia y era muy rico, sin embargo, todo lo que había construido lo vio extinguirse en una brevedad que ningún otro ser humano haya contemplado.

Job tenía amigos que ninguno de nosotros quisiera tener, eran hipócritas, inmaduros y lo peor, querían ponerse en el trono de Dios (en posición de dioses) y juzgar a Job diciendo que su condición extrema se debía a sus pecados. ¿Te imaginas tener todas estas pérdidas, más una grave enfermedad y tener que lidiar con personas mentalmente enfermas que te digan que todo eso viene de no ser fiel a Dios? ¡Debe ser frustrante!

En el capitulo 13, Job se dirige a sus amigos y va de lleno en el verso 5 diciéndoles: «Ojalá callarais por completo, porque esto os fuera sabiduría». En pocas palabras: Ustedes callados serían sabios…

Además de dirigirse a sus amigos, encontramos que también se dirige a Dios en este mismo capítulo buscando reconocer su pecado y así poder arrepentirse. Veamos el verso 13: ¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi transgresión y mi pecado. Si la causa de todo lo que le había ocurrido era el pecado (como sus amigos señalaban) entonces Job quería saber cuántos pecados había cometido para calcular si todo lo que le estaba ocurriendo era suficiente para pagar por ellos, claro, de esta manera podía arrepentirse de esos pecados que no tenía conocimiento.

Sinceramente, cuando nos ocurren cosas como estas podríamos llegar a la conclusión de que lo que nos pasa viene de alguna iniquidad que hemos cometido, sin embargo, viendo todo el panorama del libro de Job podemos deducir que todo esto que le ocurrió fue únicamente por la soberanía de Dios, y que de alguna manera esto obró para bien en su vida.

Recordemos este verso: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Romanos 8:28). Querido hermano, ya sea que estés haciendo algo que no es del agrado de Dios, acepta la corrección y renuncia a tu pecado, ¡arrepiéntete! Y de ser un caso como el de Job, que simplemente estaba siendo probado como el oro y al final salió mucho más fino, simplemente confía en tu Dios, y confía de que aún esa enfermedad, esa pérdida de un ser querido, esas finanzas bajas, cualquier cosa que te esté sucediendo, el Señor la ha de usar para bien si realmente le amas.

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¿Tu corazón desmaya? Clama a Él
Me llaman "Señor, Señor" y no hacen lo que les digo

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