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La ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia

Cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia,

En este escrito, a continuación presentaremos cuál es la causa por la cual la ira de Dios cae sobre los hijos de desobediencia: el pecado y el desorden que llevan la vida del hombre.

El apóstol Pablo inicia este capítulo diciéndole al hombre que debe enfocarse en las cosas espirituales y no en las terrenales. Es por eso que vemos que Pablo habla de la vida nueva y la antigua del hombre. En otras palabras, el apóstol exhorta a que dejemos todo aquello que nos ata al pasado, a los deseos carnales y a los hábitos que nos alejan de Dios. El propósito es que el creyente viva una vida renovada, libre del pecado y centrada en Cristo.

Debemos tener bien presente que si nos apartamos y dejamos ir todo nuestro pasado, aquello que ya no puede estar en nuestras vidas, entonces la ira de Dios no caerá sobre nosotros, porque todo lo que nos conviene es buscar el reino del Señor y Su justicia. El Señor llama a Sus hijos a una vida de pureza y obediencia, a poner la mirada en lo eterno y no en lo pasajero. Cuando obedecemos Su palabra, Su misericordia nos cubre y nos libra del juicio.

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cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia,

Colosenses 3:6

Es necesario hacer morir nuestros deseos desenfrenados y decir «dejaré este mundo y todo lo que provoca la ira de mi Dios». Es difícil para el ser humano, ya que entre la carne y el espíritu hay una lucha, pero es necesario que un hombre se aparte de esta perversidad. No podemos agradar a Dios si vivimos conforme a los deseos de la carne. La obediencia a Dios requiere esfuerzo, renuncia y una vida guiada por el Espíritu Santo.

Fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos, avaricia (que es idolatría), ira, enojo, malicia, blasfemia y palabras deshonestas. Cada una de estas palabras usadas en estos versículos son las razones por las cuales nuestro Dios se enoja debido a la gran desobediencia del ser humano. Estas acciones son señales de una vida lejos de Dios, una vida que necesita arrepentimiento genuino. El apóstol Pablo enseña que el creyente debe despojarse del “viejo hombre” y vestirse del “nuevo”, aquel que ha sido transformado por la gracia divina.

Si analizamos con atención, veremos que cada uno de estos pecados mencionados afecta directamente la relación del hombre con Dios. La fornicación y la impureza corrompen el cuerpo, que es templo del Espíritu Santo. La avaricia y la idolatría apartan el corazón del Señor, y la blasfemia y las palabras deshonestas contaminan el alma. Es por eso que Pablo llama a vivir en santidad, porque solo así podemos experimentar la verdadera paz que proviene del cielo.

Cuando una persona decide dejar atrás su vida antigua y seguir el camino del Señor, empieza a ver cambios reales. Su mente se renueva, su corazón se purifica y su propósito se alinea con la voluntad divina. Ya no busca complacer al mundo, sino agradar a Aquel que lo llamó de las tinieblas a Su luz admirable. Esta transformación no ocurre de un día para otro, pero es un proceso constante que nos lleva a reflejar la imagen de Cristo.

Es bueno tomar este buen consejo del apóstol, y si haces esto, tu vida estará bien delante de Dios. Así que, apártate del pecado, busca al Señor y deja ir al viejo hombre, porque ya eres una nueva criatura. Recuerda que Dios es paciente, pero también justo; Su deseo es que todos procedamos al arrepentimiento y alcancemos la salvación. Por eso, no permitas que el pecado gobierne tu vida. Vive en obediencia, camina en fe y permite que el Espíritu Santo sea quien dirija cada paso que das. Solo así podrás evitar la ira de Dios y vivir en la plenitud de Su gracia y amor eterno.

Cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salvación
Cantad con gozo a Dios
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