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¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?

Juan 6 nos narra la historia milagrosa donde Jesús alimenta a una multitud de más de cinco mil personas. También nos habla del milagro en el que Jesús caminó sobre las aguas, sin embargo, el propósito de este capítulo no es solamente mostrarnos los milagros, sino a Jesús, como el pan de vida y Salvador.

La pregunta de nuestro artículo se basa en aquellos que vinieron a Jesús, luego de ver los milagros realizados por el mismo. Jesús, al ver que ellos vinieron nuevamente a Su encuentro, como era de costumbre, les respondió contundentemente:

26 Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.

27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.

Juan 6:26-27

Ese grupo de personas simplemente estaban siguiendo el milagro, pero no veían la maravilla en Aquel que lo estaba produciendo. A veces nos pasa eso, vemos lo impresionante del milagro, pero nos hacemos ciegos ante Aquel que produjo el milagro.

28 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?

29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.

Juan 6:28-29

La respuesta en esta pregunta está en que el gran propósito de estos milagros era que todos pudiesen comprender que Jesús era el enviado de Dios, el Salvador del mundo, que puedan creer que Jesús les salvaría de la ira de Dios.

¿Cómo ves tú a Jesús? ¿Simplemente como un milagrero o como el Salvador de tu vida? Jesús es el Salvador de nuestras vidas. La Biblia nos enseña que Él nos ha salvado de la ira de Dios, del infierno y de la muerte.

Palabras finales

El mensaje central de este pasaje va más allá del milagro de los panes y los peces; se trata de entender que Jesús es el verdadero alimento del alma. Él no solo vino a satisfacer necesidades materiales, sino a llenar el vacío espiritual del ser humano. Muchos buscan a Cristo solo cuando hay escasez o enfermedad, pero cuando sus necesidades son suplidas, se olvidan de Él. Jesús confrontó a la multitud porque sabía que lo seguían por el beneficio temporal, y no por la salvación eterna que Él ofrecía. Así también hoy, muchos buscan a Dios solo por lo que pueden recibir, y no por amor genuino a Su persona.

Jesús se presenta como el Pan de Vida, el único que puede saciar el hambre del corazón humano. Todo lo demás que busquemos para llenar ese vacío será insuficiente. Él nos invita a trabajar, no por la comida que perece, sino por la que permanece para vida eterna. Esa «comida» es la fe en Él, creer y depender completamente de Su obra redentora. Esta es la verdadera obra de Dios: creer en Jesucristo, Su Hijo, y vivir conforme a Su voluntad.

Amado lector, no sigas a Jesús solo por los milagros o por lo que pueda darte. Síguelo porque Él es la vida misma. Su invitación sigue vigente: “Venid a mí los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Busca a Cristo no solo con tus labios, sino con todo tu corazón. Que tu fe no dependa de las circunstancias, sino de la certeza de que Jesús es el único camino al Padre. Si lo haces, no tendrás hambre ni sed jamás, porque habrás encontrado el verdadero Pan del cielo que da vida eterna.

Atendamos a las cosas que hemos oído
Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?
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