Un hombre y una mujer con espíritu de verdadera enseñanza, con la preocupación de dirigir sus hijos por el camino correcto, tomarán esta enseñanza para que los hijos puedan andar bien dentro de los caminos del Señor. Todo hombre y mujer que se acerca al Señor, debe dar ejemplo a sus hijos y no hacerles enojar.
Hoy en día podemos ver muchos conflictos entre padres e hijos, incluso existen ocasiones en que los padres maltratan a sus hijos, y también se pueden ver casos de hijos faltando a sus padres.
Padres, aplicar corrección a nuestros hijos es bueno, pero esto hay que hacerlo con sabiduría, no con espíritu de desorden ni con mal humor, porque esta forma no podrás resolver nada. Es por eso que el apóstol Pablo dijo lo siguiente:
Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.
Colosenses 3:21
Otra forma de expresar las palabras del versículo anterior es: «Padres, no hagan enojar a sus hijos, para que no se desanimen». Muchas veces como padres, por querer corregir a nuestros hijos y por querer lo mejor para ellos, los corregimos y controlamos tanto que llegan al punto de enojarse y desanimarse. Como dijimos anteriormente, la corrección es buena, pero debemos tener en cuenta que hay límites, y que hay ocasiones que de tanto aplicar control a nuestros hijos y de tanto querer estar atentos a ellos, pues podría llegar al punto en que ellos se cansen.
Nosotros como hombres y mujeres de Dios debemos recordar que todo tiene su tiempo, y debemos saber identificar cuándo es el momento correcto para aplicar corrección a nuestros hijos, el momento preciso para darles consejos, el momento exacto para poder guiarlos.
De manera que, guiemos a nuestros hijos por el camino correcto, y a la hora de tener que disciplinarlos, sepamos escoger cuál es la medida correcta a aplicar según el momento y la falta que hayan cometido, porque, si cometemos un exceso, podríamos lograr un efecto contrario al que realmente queremos lograr.