Habacuc capítulo II | Instrucciones sobre la visión del Señor II

NOTA: Este artículo es parte de una serie sobre el libro de Habacuc, si no has leído el artículo anterior, te invitamos a leerlo: Habacuc capítulo II | Instrucciones sobre la visión del Señor I

Continuamos en este artículo con los versículos 3, 4 y 5 del segundo capítulo del libro de Habacuc. A continuación veremos un tema muy neotestamentario y es sobre la justicia de Dios y la fe del justo. También veremos la «tardanza» de Dios, lo cual puede fortalecer más nuestra fe para seguir esperando en nuestro Señor Jesucristo.

El Señor continúa su respuesta ante Habacuc:

3 Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.

4 He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.

5 Y también, el que es dado al vino es traicionero, hombre soberbio, que no permanecerá; ensanchó como el Seol su alma, y es como la muerte, que no se saciará; antes reunió para sí todas las gentes, y juntó para sí todos los pueblos.

En el verso tres Dios le dice a Habacuc algo clave «aunque la visión tardará aún por un tiempo». Lo que hace que la visión sobre Judá será algo futuro, lo cual se podía tardar a la vista humana, pero el que vaya a tardar no quería decir que no ocurriría, más, aunque fuese a tardar, si la visión se publicaba ya todo el pueblo estaría informado, advertido y espantado por lo que se aproximaba. En definitiva, Habacuc ni estaba hablando a su propia generación, sino a la siguiente.

En la Biblia encontraremos profecías a corto y largo plazo, profecías para el presente o para el futuro. Quizá dentro del pueblo de Judá al ver cómo el tiempo transcurría podían haber pensado que Habacuc no habló de parte de Dios, que nada de eso se iba a cumplir. Esto es parecido a la lucha que sostuvieron personajes neotestamentarios como Pedro y Mateo al hablar de la venida de Cristo, ya que para muchos esto era una mentira al ver que el tiempo pasaba y Cristo no aparecía.

Lo cierto es que la Palabra de Dios no miente, y aunque tarde, Su Palabra siempre se cumple, y sin duda alguna el pueblo de Judá vería en un futuro cumplir esta visión de parte de Dios.

En el versículo cuatro Dios contesta la preocupación de Habacuc de que su nación sería juzgada a través de una menos justa que ellos, la cual es Babilonia, el Señor le dice: «He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece», dándole a entender al profeta que Él conocía el orgullo de los babilonios y que no eran de corazón recto.

«Más el justo por la fe vivirá». La fe es lo opuesto al orgullo, pues el orgulloso ama su propia justicia, se deleita en sus obras, más aquel que vive por la fe, no amará su propia justicia ni sus obras, sino las obras que Dios ha hecho, teniendo plenamente su confianza en el Creador.

El autor del libro de Hebreos también usa esta palabra:

Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. m

Hebreos 10:38

El apóstol Pablo también expresó lo mismo:

Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.

Romanos 1:17

Oh querido amigo, aférrate a tu fe, no a tu orgullo, aférrate a las obras de Cristo, no a las tuyas, gózate en todo lo que Dios ha hecho por ti, no en las cosas que tú haces por Él. Hemos sido llamados para mostrar la gloria de Dios en medio de la oscuridad que nos rodea, no para mostrar que somos capaces, que tenemos ciencia, que somos famosos. ¡Aférrate a la cruz!

En el verso cinco Dios continúa hablando del hombre orgulloso, de cómo no se sacia, pues, la nación de Babilonia es un claro cuadro del orgullo, ellos iban por ahí conquistando naciones, oprimiendo pueblos, y no se saciaban. Y esta es justamente la diferencia entre el orgulloso y aquel que vive por la fe en Cristo Jesús.


Sigue de cerca esta sección del libro de Habacuc, ya que le daremos seguimiento a sus tres capítulos, profundizando sobre sus profecías y al final esperar que estas palabras de una manera u otra también puedan hacer eco en nuestras vidas.

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Pacientemente esperé a Jehová
El Señor es el que va contigo
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