No niegues a Jesús

A veces tenemos que pensar antes de actuar, porque llegan momentos en los cuales hacemos las cosas por impulso o porque otros te están obligando a que tengas que hacer tal cosa, y tú porque te obligaron cometiste el error de hacerlo. En este caso hablaremos de Jesús y de la salvación consigo que es el mismo.

Cuando negamos a Jesús nuestro salvador, el que murió en la cruz del calvario, estamos diciendo que su sacrificio no valió de nada, que todo esto que hizo el padre por amor a la humanidad fue en vano. Pero no fue en vano, ni fue un desperdicio, porque, así como muchos le rechazan, otros le aceptan y permanecen.

En aquel tiempo cuando Jesús daba sus sermones por las ciudades de aquellos lugares que Él visitaba, se veían las multitudes de personas que asistían. Muchos estaban ahí por un milagro, otros por ser salvos, otros que iban a murmurar al Maestro, y también había espectadores.

A cualquiera, pues,

que me confiese delante de los hombres,

yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.

Mateo 10:32

Pero el Padre, a todo aquel que le confiese delante de los hombres, Él también le confesará delante de Dios que está en los cielos, dejándonos dicho que no debemos rechazarle, no debemos rechazar a nuestro salvador, porque si lo hacemos, Él también lo hará delante de su Padre allá en el cielo.

 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres,

yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.

Mateo 10:33

A la verdad esto de negar a Jesús siempre ha existido, a veces nos encontramos con personas cuando les hablas del Salvador, y le preguntas ¿quieres a Jesús como tu único y suficiente salvador? te dicen «no, ahora no porque tengo pensarlo.» Para aceptar a Jesús no debemos pensarlo, porque no perdemos nada diciendo que sí, mejor ganaremos la salvación de nuestras vidas, en Él estaremos más que seguros. La Biblia nos dice, que todo aquel que le negare aquí en la tierra, Él le negará delante de su Padre que está en los cielos.

Busquemos de Jesús, no le neguemos, ni digamos que tenemos que pensarlo, porque el enemigo cada vez que tú rechazas a Jesús, él, toma ese momento y hace de las suyas. No te dejes engañar. Dios está a la puerta y llama, si alguno escucha su voz, no endurezcas tu corazón.

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