Eterno pastor

Dios siempre ha querido que nosotros hagamos lo bueno, siempre ha vivido buscando que la humanidad haga el bien. Y este es el trabajo de un padre bueno. De la misma manera, nosotros hacemos lo posible para que nuestros hijos tengan la mejor educación, en cambio, Dios es un Padre bondadoso, un Padre santo, y siempre nos introducirá en el camino, guiándonos para hacer lo correcto.

Nuestra capacidad humana es sumamente corta, perdemos la paciencia fácilmente. Recordemos la historia de Moisés que siendo el hombre más manso de toda la tierra en una ocasión perdió la paciencia frente al pueblo de Israel  y golpeó una roca la cual Dios solo le había dicho que le hable. Moisés no pasó de 100 años liderando con el pueblo de Israel y en algún momento perdió la paciencia, y recordemos nuevamente, Moisés era el hombre más manso de toda la tierra.

Ahora bien, imagínese usted, Dios estuvo todo el tiempo con el pueblo de Israel, los tuvo que soportar en el desierto, luego de darles la tierra prometida tuvo que verlos una y otra vez apartarse de Él e irse tras falsos dioses, sin embargo, Dios nunca perdió la paciencia, nunca los soltó a su suerte, se mantuvo amándolos y amonestándolos para que vuelvan al camino. De la misma manera pasa con nosotros, Dios nunca se cansa de amonestarnos, Dios siempre está ahí dándonos fuerzas cuando estamos en el suelo, siempre está dándonos consuelo cuando estamos tristes.

Es cierto que Dios amonestó al pueblo de Israel con palabras duras en muchas ocasiones, pero también es cierto que nunca dejó de hablarles con palabras llenas de amor y esperanza:

11 El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan.

12 Tu pueblo reconstruirá las ruinas antiguas y levantará los cimientos de antaño; serás llamado “reparador de muros derruidos”, “restaurador de calles transitables”.

Estas palabras son dichas al pueblo de Israel luego de una gran amonestación por el pésimo ayuno que hacían.  Y es que Dios también nos dice a nosotros palabras gratas en momentos de caídas para que comprendamos los beneficios que tenemos en su redil.

Queridos hermanos, servimos a un Dios grande, a un pastor eterno, a la personalidad más grande que ha existido, nadie es como Él, solo Él es Dios. En sus manos somos las personas más importantes del universo. Pidamos a Dios que nos siga dando fuerzas y que nos siga sosteniendo en sus manos. Amén.

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Dios te ama
El poder de la fe
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